La Gioconda
La Gioconda
Todavía recuerdo aquel 1968 en el que debutó en la Zarzuela un jovencísimo Plácido Domingo con la ópera de Ponchielli. Fue un triunfo y un descubrimiento aquella voz de timbre tan bello y tan comunicativa.
Hace no mucho la grabó en disco. Era uno de los pocos títulos que le faltaban. No sabemos cuanto tiempo le quedará de cantar. En el pasado se alargaban las carreras cambiando de cuerda y los tenores se volvían barítonos. Ahora se alargan también pero a base de “retocar” las partituras para que sean los papeles de tenor los que pasen a barítonos, no los propios tenores que pueden seguir llamándose tales.
Pero bueno, el caso es que se me ocurre que una buena y cariñosa despedida canora en Madrid como tenor podría ser aquel título del debú. Ya sabemos que requiere unos agudos hoy difíciles, pero si se apañan otras partituras, ¿por qué no hacerlo con “La Gioconda”? Al fin y al cabo hace muchos años que el público no la escucha y se habrá olvidado totalmente de ella.
Y, dispuestos a ello, ¿por qué no contar con la misma “cantatrice errante” del disco, con Violeta Urmana? Es una idea que brindo a mis amigos del Real.
Y más ideas, aunque de detalle. Que algunas organizaciones, por favor, dejen de hacer el ridículo en las notas a los programas de mano poniendo que las duraciones de las obras son de 43, 56 o 78 minutos con una precisión de novato. Y al Auditorio Nacional. Que, por favor, coloquen caramelos para la tos en todos los conciertos y no sólo en los de la Nacional. Nuestra orquesta no es la única con enfermos en su público.
Y un consejo final a todo el personal de cara a la próxima temporada: que lean bien y se mosqueen con lo que se escribe, no con lo que no se escribe pero está en su subconsciente. Que lean bien antes de reclamar. Y que cuando reclamen lo hagan por lo que de verdad les duele, sin rodeos y sin acudir a subterfugios para evitar sonrojarse por lo que de verdad duele. BECKMESSER.COM
Últimos comentarios