Sobredosis
Ciclo “Grandes intérpretes”
Sobredosis
Obras de Bach y Schumann. Grigori Sokolov, piano. Auditorio Nacional. Madrid, 11 de abril.
Una persona normal se puede beber muy a gusto media botella de buen vino y si se quiere ponerse muy alegre con una entera, pero con dos acaba beoda y con mal cuerpo. De igual forma uno puede escuchar un maravilloso recital y acabar casi destrozado. Es lo que a buena parte de la audiencia le sucedió en el último de Grigori Sokolov (San Petersburgo, 1950). El comentario de algunos, entre los que me incluyo, al empezar el descanso era que tras los dos Bach escuchados debería haber concluido el concierto y lo razonable era irse feliz a casa. Sin embargo aún hubo lugar para los casi treinta minutos de la “Gran Humoresca en si bemol mayor, Op.20” y el añadido de las “Cuatro piezas, Op.32” de Schumann. Hay que reconocer la enjundia y dificultad del programa, como también la ligazón entre principio y final, con el bachiano “Concierto italiano en fa menor, BWV 971” abriendo y la “Fughetta” de Schumann cerrando en casi una vuelta al pasado. Hay también no sólo que reconocer sino admirar el fuera de serie que es el pianista ruso, capaz de tocar Bach durante una hora sin perder ni un segundo concentración, precisión o medida. La matemática bachiana encuentra en él la cuadratura perfecta. No se puede tocar mejor, ni con un sonido más poderoso. Tras la obra ya citada vino la “Obertura en estilo francés en si menor, BWV 831” y de los acentos vivaldianos pasamos a los de Couperin o Rameau. Fueron realmente lecturas impresionantes.
No lo fueron menos las de las dos obras de Schumann, tocadas con la energía que precisa este compositor y también con su sutilidad, pero resultaron una sobredosis que, sinceramente, acababa embotando el cerebro. Sólo quien sigue la música pensando en las Batuecas pudo salir tan campante después del tremendo programa y las seis propinas adicionales. Formidable y agotador recital que quedará para el recuerdo. Gonzalo Alonso
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