¿Qué sucede realmente en el caso Palau?
Sea lo que sea viene muy mal al mundo de la música y más a cuanta institución lleva en su nombre la palabra “Palau”. Ya verán que, en este país donde todo se confunde, habrá quien diga que la culpa es de Helga Schmidt.
Se baraja fundamentalmente la acusación de supuesta desviación de fondos para utilización personal pero ¿Y si, para ahorrar dinero a la institución, se hubiesen realizado parte de las obras sin facturas, es decir, sin pagar el 16% de iva? Obviamente habría sido un error, pero no tan grave como la apropiación directa de fondos. Lo malo sería que se justificasen celebraciones de aniversarios financiadas con mucho, pero que mucho ninero público, con conciertos de presupuestos comparativamente irrelevantes y con facturas falsas o infladas.
El caso -no hay mal que por bien no venga- debe servir de ejemplo para más de alguna otra institución musical reconocida que todavía efectúa pagos en B.
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