Basura musical
Basuras musicales
Aunque no se resida en una de aquellas miniviviendas de la nada añorada ministra Trujillo, libros y discos se transforman en un problema que obliga a decidir entre “ellos o yo”. En tal alternativa estaba días atrás. Las revistas musicales fueron desterradas en un taque de locura, acabando muchos de sus primeros números en la basura, en vez de en el Rastro o en alguna biblioteca, lo que habría sido más sabio pero menos fulminante. ¡Qué lejos estaba de saber los problemas que iba a padecer!
Al par de meses me llama el presidente de mi comunidad tratando de averiguar el responsable de la multa que a todos nos había impuesto el ayuntamiento por no diferenciar ecológicamente nuestros desperdicios. Me sentí culpable de que tanta sabiduría musical depositada le hubiese creado un problema a Gallardón y nos multase por ella, pero no me arredro ante tal despropósito y para los ejemplares siguientes a desterrar ya tengo solución. Ni los tiraré, ni los llevaré al Rastro, ni se los cederé a la Fundación Albéniz, sino que me los llevaré al contenedor del edificio donde vive nuestro alcalde. ¡Veremos qué hace entonces Ana Botella! Ya veo los titulares: “Gallardón multado por deshacerse de su música”.
Pero no queda aquí la cosa, sino que acabo de pagar dos tasas con las que no contaba. Bueno, en realidad ya suponía que el IBI me lo iban a subir un 50%, como todos los años desde hace tres, pero lo de la basura…. Vivo sólo, no como en casa y tan solo dejo una bolsa a la semana en el contenedor, por eso no me preocupé cuando se habló de la tasa, porque inocente de mí creí que se pagaría por peso o volumen de restos. Tampoco me preocupé porque se dijo que sólo un 5% de las viviendas pagarían el máximo de 190€. Pero, miren por donde, no se paga por desperdicios sino por valor catastral y el máximo de 190€ viene a partir de un catastral de 160.000€. Claro que quizá Gallardón haya metido dentro el valor de mi fonoteca.
Tanto viaje olímpico para nada y lo positivo que hubiera sido visitar Suiza –le enviaré al alcalde una entrada a la Ópera de Zurich- y ver que allí se paga por volumen, con un solo tipo legal de bolsas que han de comprarse en los supermercados y que llevan la tasa incluida en su precio. Pero no, aquí lo importante es cobrar y lo de menos a quién, aunque los magistrados del Tribunal Superior de Justicia de Madrid no se enteren.
Gonzalo Alonso
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