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Por Publicado el: 23/09/2004Categorías: Crítica

Homenaje a Odón Alonso

Homenaje a Odón Alonso
Ni una nota sin amor
Obras de J.L. Turina, M. De Falla, J.Gómez, I.Albéniz y A.Vives. Orquesta Filarmónica de Málaga, Orquesta Nacional de España, Orquesta Sinfónica de la RTVE, Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid. C.González, soprano. A.Gandía, tenor. Directores: A.Ceccato, J.Pons, A.Leaper y M.Roa. Auditorio Nacional. Madrid, 21 de septiembre.
La SGAE decidió sabiamente entregar su máxima distinción a Odón Alonso y se puso en contacto con la Orquesta de la Comunidad de Madrid para organizar un concierto de homenaje en el que tuviera lugar la entrega de dicha distinción. Esta entidad viene, no ya presentando en sus temporadas una de las más interesantes programaciones, sino abriendo también nuevos caminos. La orquesta realizará en octubre su presentación en la Bienal de Venecia y el coro participará en los festivales de Pekín y Shangai. Su filosofía de intentar lo mejor dentro de sus posibilidades se trasladó al homenaje al querido director y, en vez de quedarse con el protagonismo, invitaron a otras agrupaciones ligadas a Odón Alonso, como las de Málaga, RTVE y Nacional.
Ejecutaron un repertorio variado que iba desde la popularidad del “Sombrero de tres picos” a una selección de “Doña Francisquita”, pasando por la “Suite en La” de Julio Gómez, para cuyo hijo, el crítico Carlos Gómez Amat, debió resultar una experiencia emotiva. ¿Para cuándo también un homenaje para este destacado crítico y excelente persona? Tanta variedad y tanto discurso alargaron excesivamente el espectáculo hasta más de tres horas. Todos tocaron bien, pero lo que importaba era el homenaje y la presencia de Odón Alonso. “No he hecho una sola nota de música sin amor”, eso dijo y eso hizo realmente. Por él pasó toda la música española, de ayer y de hoy, y muy poco son dignos de un homenaje así. Pero además Odón Alonso trabajó y trabaja desde el amor, la humildad y desde la ética, cuestiones bien escasas hoy día. Desde aquí, gracias también Odón por haberme mostrado lo maravillosa que la música puede llegar a ser un día en los sesenta cuando dirigiste el primer concierto al que asistí en el Teatro Real, unas espléndidas y hoy “distintas” “Víspera de la Virgen María” de Monteverdi.
Y como no todo puede ser perfecto, vaya la más amplia censura a la actitud de la OCNE. No puede uno adherirse a un homenaje como éste y negarse en redondo a última hora a que su intervención sea radiada y televisada junto al resto de orquestas. Lamentable su actitud y la de quienes la permiten. Gonzalo ALONSO

ODON ALONSO

Si alguna vez el conocido tópico de “merecido homenaje” cobra razón de ser es en el caso de Odón Alonso, el director leonés distinguido ahora por la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) con la medalla de oro. Se premia así toda una trayectoria de servicios a la música y, especialmente, a la de autores españoles. Alonso ha estrenado partituras por cientos y, también, dio a conocer y ha programado las grandes obras de los músicos contemporáneos, sean Messiaen, Poulenc, Ohana, Berio, Orff. Resumió Teddy Bautista en su ofrecimiento de la medalla este amor de Odón Alonso a la música, a toda música grande ya o prometedora de grandeza, y Tomás Marco resumió excelentemente la vida y carrera del maestro.
Cuatro orquestas nacionales -la RTVE, la Filarmónica de Málaga, la ONE y la de la Comunidad de Madrid, dirigidas, respectivamente, por Adrian Leaper, Aldo Ceccato, Josep Pons y Miguel Roa- interpretaron páginas de José Luis Turina (Fantasía sobre la de Mudarra), Manuel de Falla (de cuyo Sombrero de tres picos hace el italiano Ceccato una excelente versión), Albéniz-Arbós, Julio Gómez y Vives en una selección de Doña Francisquita con brillante intervención de la soprano Carmen González y el tenor Antonio Gandía.
Hubo gran asistencia y en la Sala Sinfónica se encontraban numerosísimos representantes del hacer musical y admiradores que rodearon al maestro, un músico “entero y verdadero”, durante toda la tarde. El propio homenajeado agradeció a todos estas muestras de solidaridad y, de paso, dijo cosas muy interesantes acerca de la interpretación, su ética y estética
MADRID.- Muy brevemente, debo referirme al éxito en el inicio del Ciclo de Lied de La Zarzuela, con un inspirado Thomas Hampson y la colaboración del pianista Wolfram Rieger, que se adapta con delicadeza al estilo del gran barítono. Entre los dos nos transmitieron toda la desolación de El viaje de invierno de Schubert, esa cima de la historia, no solo del lied, sino de la música.Sin propinas, como debe ser, porque después del viejecillo de la zanfona -gracias a Luis Gago se traduce bien el nombre del instrumento- no puede ir nadie. Entre otras cosas, porque todos vamos a encontrar al conmovedor zanfonista.
El homenaje a Odón Alonso ha constituido un verdadero acontecimiento.A pocos artistas debe tanto la música española como al director leonés que, no sólo ha dominado el repertorio, sino que ha estrenado a un endiablado ritmo, con decenas de títulos nuevos.
Odón Alonso ha sido, en el siglo XX, uno de los que sembraban, cultivaban y cosechaban en ese tiempo que califican de desierto cultural quienes son culpables de que ahora se llame cultura a cualquier entretenimiento efímero. Hubo palabras de Tomás Marco, Eduardo Bautista, que entregó a Odón la Medalla de Honor de la Sociedad de Autores, y del homenajeado.
Cuatro orquestas y cuatro directores. Música española. Aldo Ceccato con la Filarmónica de Málaga puso en pie la Fantasía sobre una fantasía de Mudarra de José Luis Turina, formidable alarde de técnica e invención, y llevó con entusiasmo el inmortal Sombrero de tres picos de Falla. Josep Pons, al frente de la Nacional, contribuyó con la Suite en La de Julio Gómez, mi viejo maestro, obra que conserva el impulso juvenil y que dio lugar a Henri Collet para la acuñación del término nacionalismo popular.
Adrian Leaper, con la Sinfónica de RTVE, demostró que la orquestación de Arbós sigue siendo la mejor para las páginas de Albéniz, tan difíciles de transcribir por sus valores pianísticos. Para terminar, Miguel Roa, que conoce como pocos nuestro género lírico, ofreció fragmentos de Doña Francisquita, donde Vives recuperó el valor de la zarzuela grande, gracias a las esencias conservadas del género chico. Muy bien la soprano Carmen González y valiente, con bonito timbre, el tenor Antonio Gandía, así como el Coro y la Orquesta de la Comunidad de Madrid.
No como propina, sino como especial regalo a Odón Alonso, Roa añadió un garboso Gerónimo Giménez. Tanto Ceccato como Roa dedicaron, con palabras de admiración y cariño, sus actuaciones a nuestro veterano y gran director. Todo lo que se le dedique a Odón Alonso será pura justi

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