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Por Publicado el: 03/05/2010Categorías: Crítica

Diamantes “cantantes y sonantes”

Barbieri en La Zarzuela
Diamantes “cantantes y sonantes”
“Los diamantes de la Corona” de Barbieri. Y.Auyanet, A.Ordóñez, M.Rodríguez-Cusí, A.Montserrat, C.San Martín, F.Latorre, J.Pinela, etc. Orquesta de la Comunidad de Madrid y Coro del Teatro de la Zarzuela. J.C.Plaza, dirección de escena. C.Soler, dirección musical. Teatro de la Zarzuela. Madrid, 2 de mayo.
El nuevo espectáculo que presenta en Teatro de la Zarzuela se ha cuidado en todos sus detalles. En plena mitad del siglo XIX nace lo que puede denominarse “zarzuela grande”, como una especie de reacción a la ópera italiana, tratando de concebir algo similar de carácter propio. “Los diamantes de la Corona”, estrenada en el Teatro Circo de Madrid en 1854, se inscribe plenamente en la citada tendencia. Sus tres actos con casi dos horas y media de duración contienen un libreto, extenso y banal, que no da para tanto. José Carlos Plaza lo ha recortado ampliamente con muy buen criterio y realiza un trabajo actoral de primera línea para lo que estamos acostumbrados en este género. Los decorados, bastante abigarrados y de carácter historicista, encajan bien con la trama. A partir de ahí se consigue montar una zarzuela como debe montarse, con intérpretes que canten y actúen, algo poco frecuente porque siempre se suele fallar en uno u otro aspecto. Números musicales y texto quedan muy compensados, habiendo entre los primeros arias, dúos y concertantes de bastante buena factura aunque también, todo hay que decirlo, algunos otros en los que Barbieri no logró empastar todas las diferentes líneas melódicas concurrentes.
Hay que empezar por citar a Antonio Ordóñez, un tenor al que se echaba de menos. Realiza un trabajo actoral espléndido en el papel del Conde de Campoamor, con una vena cómica que no le conocíamos, y muestra aún solidez en la gran voz que tuvo. Sin duda es un artista al que conviene recuperar pues todavía tiene mucho que decir. Yolanda Auyanet, Marina Rodríguez-Cusí y Albert Montserrat completan los personajes principales con la ya mencionada gran virtud de aunar canto y escena. La primera posee una voz que ha ido evolucionando de ligera a lírica, segura en todos sus registros y de clara dicción. Rodríguez-Cusí es siempre baza segura en cualquier papel de mezzo de características como Diana. Ambas recrean el célebre bolero “Niñas que a vender flores vais a Granada…” con la gracia precisa. Cristóbal Soler concierta dirige correctamente, con alegría y buen volumen una representación que se escucha con mucho agrado, sobre todo en su tercer acto. Gonzalo Alonso

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