A propósito de “I Puritani”
A propósito de I Puritani.
El rol de Arturo.
Estimado Beckmesser:
Giovanni Battista Rubini, el primer Arturo, fue destacado interprete de Rossini (Lindoro en Italiana, Ramiro en Cenerentola, Giacomo en la Donna del Lago y Giannetto en la Gazza Ladra); en su madurez cantó el papel protagonista del Otello rossiniano que no satisfizo al compositor de Pesaro. Tenor agudísimo, subía, en falsete, al fa sobreagudo en una fusión de registros de cabeza y de pecho. Pertenece, por tanto a la categoría de tenor contraltino. Stendhal después de una representación de La Cenerentola el 6 de Octubre de 1825 escribe: “Su voz no es fuerte, no tiene brillantez más que en las notas altas; carece de timbre. No se le oye nada en los trozos de conjunto; y muchas veces, en los dúos, le eclipsó por completo la orquesta del Louvois, que pone su vanidad en tocar siempre demasiado fuerte. Si no se consigue moderar esta mala costumbre, la mitad de las gracias de Rubini pasarán inadvertidas en París. Sería una lástima. Esta voz, trabajada con arte infinito, pone al debutante inmediatamente después de Davide en la lista de excelentes tenores. Donzelli tiene más fuerza. Crivelli posee un voz infinitamente más bella, pero Rubini está mejor en el jugueteo elegante, atrevido, picante, chispeante por decirlo así, que hoy pedimos a la voz de tenor”.
Desde el día de su estreno, el personaje de Arturo ha seducido a una gran variedad de tenores. Si tomamos como referencia los años cuarenta del pasado siglo hasta la actualidad, así como las diferentes escuelas y estilos, nos encontramos con aquellos que han forjado su carrera y prestigio en el campo rossiniano (Rockwell Blake, Chris Merritt, William Matteuzzi y últimamente Juan Diego Flórez), al representante genuino del dúo Donizetti-Bellini (Alfredo Kraus) y en el extremo opuesto por ejemplo (Lauri-Volpi y Filipeschi).
De Rubini (cantante predilecto de Bellini) a Filipeschi que debutó con Rigoletto y pasó a cantar: Bohème, Butterfly, Mefistofele, Traviata, Adriana Lecouvrer, Tosca, Cavalleria rusticana, Aida antes de incorporar el rol de Arturo en la Ópera de Roma en 1948, ¡ lo que ha evolucionado el canto !.
Lauri-Volpi, Filipeschi, y Alfredo Kraus mantuvieron durante muchos años este papel en su repertorio; ni que decir tiene que por refinamiento y adecuación al papel, Kraus es la referencia absoluta hasta que dejó de cantarlo en los escenarios, mediados los 70. El carpetazo final tuvo lugar al finalizar la grabación discográfica de 1979.
Flórez, debuta en Pesaro cuando ya está más que consolidada la Rossini- Renaissance y su mentor es Ernesto Palacio, celebrado tenor rossiniano.
En la actualidad Juan Diego Flórez por sus características vocales, escuela, repertorio y edad quizá sea el cantante ideal para incorporar el difícil rol de Arturo como otro tenor que ha entrado en liza estos últimos años, español (canario) y que, al igual que Kraus, frecuenta a Donizetti y Bellini, estamos hablando de Celso Albelo que compartió “Cartellone” con Juan Diego Flórez en Bolonia (Enero de 2009) y que realizó unas memorables representaciones en La Coruña en Septiembre del mismo año.
El papel de Arturo se las trae, más aún con el diapasón, las orquestas y los teatros de hoy en día. La voz debe pasar de un fraseo tierno y apasionado a acentos nobles y enérgicos, por lo tanto, variado en la expresión y con el consiguiente abandono. Las notas agudísimas deben de ser nítidas, timbradas y bien colocadas. El tenor ha de poseer una zona central sólida. Además de un perfecto uso del fiato, y agilidad en las vocalizaciones.
En un papel tan exigente, no todos los días se sale en hombros y por la puerta grande. Kraus llegó a declarar que “unos días estaba mejor que otros; a veces el re era más largo, otras, un poco más corto; por precaución muchas veces”.
José Manuel Vázquez Cruzado
La Coruña
JMVC
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