Norma, Belcanto a lo bestia en el Real
Temporada del Teatro Real
Belcanto a lo bestia
“Norma” de Bellini. V.Urmana, S.Ganassi, F.Hong, C.Colombara, S.Fernández, A.Veramendi. Coro y Orquesta Titular del Teatro Real. M.Zanetti, director. Teatro Real.
En mi discoteca hay una vieja grabación de “Norma” con Zinka Milanov de 1954 que se aproxima más a la versión ofrecida en el Real que muchas de las más recientes. En este Bellini se ha escuchado bel canto a lo bestia. Últimamente se ha experimentado una tendencia a devolver los colores originales a Norma y Adalgisa, restituyendo para ambas la cuerda de soprano. Sin embargo esta vez han al escenario dos mezzos: Violeta Urmana y Sonia Ganassi. Cierto es que algunas mezzos agudas –“falcon” se denominan- como Bumbry o Verret han incorporado la sacerdotisa a sus repertorios y es lógico puesto que se trata de uno de los papeles de mayor interés de toda la historia lírica. Sin embargo sus tesituras nunca podrán responder fielmente a las notas escritas por el autor. Si para cualquier soprano resulta inclemente, por no decir imposible, la cabaleta “Ah bello a me retorna”, mucho más lo es para una voz de mayor gravedad. Otro tanto cabe decir del trío final del primer acto. Sucedió así con Urmana, una cantante que ha evolucionado desde su maravillosa Kundry a la Gioconda o incluso Isolda. Cantar todo bien resulta muy complicado y ella lo debe saber cuando hizo anunciar por megafonía que cantaría a pesar de sufrir un proceso gripal. Se trataba simplemente de curarse en salud por si acaso. Afortunadamente la ópera contiene un segundo acto de carácter mucho más dramático, con menor presencia de coloraturas, y ahí es donde Urmana pudo mostrar todo su arte, que es cuantioso. Se lució en “Dormono entrambi”, en el “Qual cor tradisti” y llegó a emocionar en “Deh! non volerli vittime”.
Junto a ella intervino Sonia Ganassi, una de las mejores Adalgisas del presente, impecable de principio a fin. Ambas entusiasmaron en sus dos dúos, pero muy especialmente en el “Mira o Norma”. Al escucharlas volvían tiempos pasados en los que las grandes y extensas voces eran lo prioritario. Un placer escucharlas. También eran voces importantes las del bajo Carlo Colombara y el tenor Francesco Hong, aunque éste empezase un poco fuera de estilo. Cumplió correctamente el coro Intermezzo, en cuya última fila podía verse a Sonsoles Espinosa, y también la orquesta, siendo baza fundamental la vitalista, efectiva y resuelta dirección de Massimo Zanetti, un nombre a no olvidar. Un claro triunfo. Gonzalo Alonso
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