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Por Publicado el: 13/01/2012Categorías: En la prensa

El Liceo cierra dos meses mediante un ERE temporal

El Teatre Liceu, dos meses sin ópera por un ERE temporal
Nuria Cuadrado. El Mundo, 13/01/2012
Hay quien dice que Una furtiva lágrima de L’elisir d’amore es el aria más triste que jamás se ha escrito. Otros, en cambio, se estremecen al escuchar a Mario Cavaradossi cantar E lucevan le stelle en Tosca. Igual que cada melómano sabe cuál es el pasaje que le conmueve más profundamente, hasta ahora, si a cualquier liceísta de pro le hubieras pedido que escogiera el momento más triste de la historia del teatro, no hubiera dudado: la mañana en que el coliseo de La Rambla se incendió en un ya lejano 1994. Pero, ahora llegan otros momentos que van a causar tanto o más pesar a quienes aman el Gran Teatre del Liceu, uno de los grandes referentes de la ópera en España, en Europa y en el mundo.

El tijeretazo ha sido muy grande. Tanto que no fue suficiente con cerrar el teatro el pasado mes de septiembre, con enviar a los trabajadores a sus casas (aunque manteniéndoles el sueldo) y con empezar la actual temporada más tarde de lo que es habitual y con una ópera no escenificada, con un Fausto en versión concierto. Aunque adelantado desde hace meses, el recorte en las subvenciones que llegan al teatro tanto desde el Ministerio de Cultura como la Generalitat de Cataluña es la causa directa de que el Gran Teatre del Liceu, la joya de los equipamientos escénicos catalanes, estudie la posibilidad de cerrar próximamente dos meses su escenario de La Rambla. El cierre se acometerá en dos periodos, ambos previstos durante la temporada en curso -posiblemente, uno de los periodos empezaría en marzo y el otro en junio- y comportará suspender las funciones que se habían programado para esas fechas y aplicar un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) temporal sobre su plantilla, que alcanza a cerca de medio millar de trabajadores e incluye a los colectivos estables del coro y de la orquesta.

No obstante, no acabará aquí la pesadilla que tendrá que afrontar el segundo teatro de ópera de España y una de las grandes casas de la ópera de toda Europa: posiblemente, el próximo curso 2012-2013 tendrá que enfrentarse a un cambio de modelo que obligará a disminuir la actividad y enfrentará con toda probabilidad a la dirección del escenario con sus colectivos de trabajadores.

El Gran Teatre del Liceu vive, como el resto de grandes infraestructuras culturales, en una época de vacas muy flacas. En el caso del equipamiento operístico está asumiendo los recortes continuados de sus dos administraciones consorciadas mayoritarias: Ministerio de Cultura y Generalitat de Cataluña. En el caso del Ministerio, fue en 2010 cuando anunció que a lo largo de tres años disminuiría su aportación hasta alcanzar un global del 30% en el curso 2012-2013, con 10,23 millones de euros. Por su parte, la Generalitat redujo su presencia el pasado año en el 15% -pasó de 11,6 millones en 2010 a 9,4 en 2011- y, a falta de que se apueben los presupuestos de 2012, ha consignado para el coliseo una partida de 8,3 millones de euros. El único escenario que podría salvar al Liceu del cierre que planifica es que los nuevos responsables del Gobierno de Mariano Rajoy replantearan sus aportaciones al teatro.

A esta caída en las subvenciones, se suma el descenso continuado en las aportaciones por mecenazgo, que se habrán reducido casi en un tercio, y también los menos ingresos conseguidos por la venta de entradas.

Esos son los motivos que han llevado a la dirección del Gran Teatre del Liceu a plantearse presentar un ERE temporal en las oficinas de Treball, con cuyos representantes ya se han mantenido reuniones para estudiar la viabilidad de una medida que calculan, en sus dos meses de afectación, les permitiría reducir sus gastos en cerca de 2,6 millones de euros. Esta cifra de ahorro se conseguiría a costa de los sueldos de los trabajadores y pese a tener que aprovisionar fondos tanto para la devolución del precio de las entradas -se ofrecerá a los espectadores también la opción de cambiar las localidades adquiridas por otras de otro título de este curso o como adelanto de precios del abono de la próxima temporada- como para hacer frente al pago de contratos ya firmados si no se pueden renegociar los acuerdos alcanzados con los cantantes.

Desde la dirección del teatro se trabaja con la opción de cerrar la sala durante dos periodos de aproximadamente un mes cada uno que arrancarían el primero en marzo y el segundo en junio, aunque todavía se está trabajando sobre cuántas funciones y qué títulos pueden quedar afectados por el ERE (no tan sólo se tiene que prever que la sala esté abierta el día de la representación, sino también los periodos de ensayos). No obstante, tiene muchos puntos para quedar afectados por el doblete contemporáneo de Una tragedia florentina-El enano, de Von Zemlinsky con representaciones en abril; como también de Pelléas et Méllisande, de Debussy, con representaciones en junio y julio; de una Aida prevista para julio (y que no podría ensayarse); y la visita de Los ballets de Montecarlo.

No obstante, según fuentes cercanas a la dirección del teatro, la solución a los problemas económicos del Liceu no terminará con estos dos EREs temporales, sino que tendrá continuidad durante la temporada 2012-2013, la última afectada inicialmente por la reducción del 10% ordenada desde el Ministerio. Además de trabajar con la hipótesis de suprimir títulos que inicialmente habían sido previstos desde la dirección artística de la sala, se habla de la búsqueda de un nuevo modelo de actividad que afectará tanto a las plantillas como a la programación.

En cuanto a los títulos que integrarán futuras programaciones, todo indica a que, pese a que mentendrán la convivencia entre repertorio y contemporaneidad con especial hincapié en la producción catalana -básicamente porque están obligados por el contrato-programa firmado con las administraciones-, sí se reducirá el número de funciones de los títulos que, en un principio, se supongan menos comerciales: al parecer, los números indican, por ejemplo, que Yo, Dalí dio beneficios y La grand macabre (la revisión del título de Ligeti realizada por La Fura dels Baus) hubiera sido rentable con una función menos; aunque nada se dice de que el Fausto en versión concierto (programado para reducir costos) sí que ha sido deficitario. Por otro, el nuevo modelo que busca la dirección tendrá una clara repercusión en las plantillas, ya que reducirá su volumen. Los despidos, ya sean en forma o no de ERE y afecten a más o menos trabajadores en función de las renuncias a derechos adquiridos que estén dispuestos a hacer la mayoría, se centrarían en los colectivos del coro y de técnicos de escenario.

Las opciones de futuro que baraja el Gran Teatre del Liceu contrastan considerablemente con la aparente bonanza que se vive en el Teatro Real. El pasado mes de diciembre, después de la reunión del patronato, anunciaron que la temporada 2012-2013 contará con un presupuesto de 46.396.374 euros, una cifra inferior a la del actual curso ya que, como el Liceu, sufren el recorte del 10% anual del presupuesto del Ministerio de Cultura. No obstante, el Real ha sabido paliar esa reducción con un considerable incremento de los ingresos recibidos a través del patrocinio, que superarán los siete millones de euros. En el Liceu, en cambio, los ingresos por patrocinio caen año tras año tras el inicio de la crisis y se han reducido en cerca de un tercio.

UN ESCENARIO EN APUROS

El pasado. El Teatre del Liceu ha despedido desde el principio de la crisis a cerca de 25 trabajadores para recortar masa salarial. De igual manera retrasaron el inicio de esta temporada hasta octubre y dieron vacaciones pagadas a sus trabajadores durante septiembre (además del mes previsto por el convenio).

El presente. El teatro, pese a que insiste en que todas las posibilidades están abiertas, ultima con la conselleria de Treball la entrada de un ERE temporal e intermitente que afectará a sus trabajadores durante dos periodos de esta temporada. Supenderá la actividad programada, anunciada y vendida para esos meses.

El futuro. El próximo curso el 2012-2013 tampoco será fácil para el coliseo barcelonés, que intentará buscar un nuevo modelo de actividad que conllevará la reducción de su colectivo de trabajadores.

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