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Canarias: Pitó la flauta
Suave Pires
Por Publicado el: 01/02/2005Categorías: Crítica

El Corsario, castaña pilonga

Temporada del Liceo
El Corsario, castaña pilonga
“El Corsario” de Verdi. J.Cura, M.Mescheryakova, S.Neves, C.Guelfi, J.M.Zapata. Orquesta y Coro del Liceo. M.Guidarini, director. Teatro del Liceo. Barcelona, 31 de enero
Es excusable y hasta deseable que un teatro presente en versión de concierto óperas de escaso valor escénico-dramático, como es el caso de este “Corsario” verdiano, cuya música es también una castaña pilonga. Por algo la décimo segunda ópera de Verdi fracasó en su estreno de Trieste en 1848 y hoy es absolutamente desconocida para el gran público y es que apenas contiene un par de momentos semiinspirados y el resto es tan sólo oficio. Época de la más pura “galera”, escribir para comer. Algún crítico llegó a decir que era la peor ópera de Verdi tras “Attila”, pero ésta es infinitamente superior.
Aunque sin escena, el Liceo casi tira la casa por la ventana en un reparto que encabeza José Cura. Sus declaraciones previas son injustificables pero comprensibles. No se puede cubrir diciendo que sabe que “va a haber gente de Madrid para silbarme”. Basta de tonterías. A Cura le pueden protestar -y nadie lo hizo e hicieron bien en no hacerlo- porque, aunque la voz sea buena, atractiva y personal, le falta técnica, musicalidad y entrar en los diferentes estilos. Y el público barcelonés podría hacerlo sin tener que venir los madrileños a contárselo. Cura sólo trataba de cubrirse las espaldas, pero no está tan mal como estuvo en “Il Trovatore” en Madrid. Hoy por hoy lo suyo es “Otello”, “Sanson” y algunas obras veristas. “El Corsario” hereda parte del belcanto donizetiano que el tenor no huele.
Muy bien Susan Neves como Gulnara, uno de esas terribles mujeres aguerridas del primer Verdi. Cantó a lo Gulín, con potencia y sorteando hábilmente los pasajes más líricos. Bien también la más lírica Marina Mescheryakova, con un aria en frío mucho más difícil de lo que aparenta, por sus rápidos cambios de registro y dinámicas. Sin pena ni gloria Carlo Guelfi, falto de auténtico color baritonal en el timbre.
Marco Guidarini dirigió como ha de hacerse en el primer Verdi, con vitalidad y sin desmayo y se dejan notar mejoras ostensibles en un coro que ha recuperado a José Luis Basso, ayudante con Gandolfi años ha. Muchos incondicionales de los intérpretes, muchos aplausos, tres cuartos de entrada y es que la ópera no da para más. Caballé, Norman y Carreras sólo existieron en el disco para esta obra y la partitura no da para más. Gonzalo ALONSO

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