La ‘guerra’ contra Muti convierte la Scala en un polvorín. EL MUNDO, 15.03.2005
La ‘guerra’ contra Muti convierte la Scala en un polvorín. RUBEN AMON. Especial para EL MUNDO
MILAN.- Azio Corghi (música) y José Saramago (libreto) tenían que haber estrenado el pasado jueves en la Scala una versión denigratoria del mito de Don Juan, pero no han podido hacerlo porque el templo milanés se ecuentra en estado de agitación.Tanto que el escenario funciona cotidianamente como una mera plataforma asamblearia…
¿Los motivos de la crisis? Estamos delante de una cuestión compleja, bizantina, inextricable, que echa raíces en las cañerías de Milán y que comporta ramificaciones en la política, las finanzas, la Justicia y hasta la Iglesia…. Aunque la crisis puede atribuirse superficialmente al cese de Carlo Fontana, sobreintendente desde 1990 y víctima sacrifical del maestro Riccardo Muti porque lo consideraba responsable de una gestión esencialmente provinciana.
El duelo se había cuajado durante varios años, pero fue el pasado 24 de febrero cuando los consejeros de la Fundación de la Scala decidieron eliminar a Fontana y sustituirlo, a petición de Riccardo Muti, por la figura mesiánica de Mauro Meli. Fue entonces también cuando se comenzaron a multiplicar las protestas sindicales.Primero, llevándose por delante la première y 10 funciones de Il dissoluto assolto (Corghi-Saramago). Después, boicoteando el estreno de todas las óperas programadas y conduciendo la credibilidad de la Scala al viejo mito del caos italiano….
Por no hablar de otras evidencias más concluyentes que sitúan la reputación de la Scala lejos de los grandes teatros internacionales.No sólo porque Muti ha demostrado alergia a la idea de invitar a los colegas más ilustres. También porque la Scala se ha acomodado en una dinámica conservadora y previsible…
Sin embargo, las puertas de la Scala permanecen cerradas. Ni siquiera el propio Riccardo Muti quiere reencontrarse con los músicos que ha parido, ha cancelado los conciertos sine die y se ha expuesto públicamente como mártir incomprendido de la crisis.Públicamente porque recurrió a las páginas del Corriere della Sera para romper el silencio en el que se atrincheraba. Y para decir que su fidelidad al matrimonio con la Scala, oficiado en 1986, no merece que nadie le descalifique ni le censure con semejante vehemencia. «Siempre he estado al lado de los trabajadores, siempre los he defendido. No me explico cómo pueden manifestarse semejantes gestos de ingratitud», sostenía el maestro Muti sin que nadie pareciera escucharlo.
¿Entonces? De momento, no se vislumbra una solución inmediata.Mucho menos cuando el caso Scala ha adquirido la inercia de un objeto de deseo político. El teatro funciona bajo la ideología gobernante de Forza Italia (Berlusconi, claro), mientras que Carlo Fontana representa un rompeolas del centro izquierda.
De hecho, los trabajadores tuvieron el detalle de despedirlo al compás de Va pensiero, ya se sabe, el coro de esclavos de Nabucco y el himno que mantiene a la Scala en la peor crisis de los últimos 20 años.
Mal avenidos, sin fondos públicos y sin patrocinadores
La crisis que atenaza la Scala de Milán responde a un contexto económico. Primero, porque el templo lírico italiano tiene previsto encajar una deuda de 12 millones de euros este mismo año. Y, en segundo lugar, porque el Gobierno de Silvio Berlusconi ha reducido considerablemente el presupuesto que antes otorgaba a las artes escénicas. Cuestión de números: si en 2004 la partida global era de 616 millones de euros, en 2005 la cifra ha quedado simplificada a 464 millones de euros….
Últimos comentarios