Heras-Casado, confirmación sinfónica
Temporada de la OCNE
Heras-Casado, confirmación sinfónica
Obras de Webern, Haydn y Brahms/Schönberg. Anne Gastinel, violonchelo. Orquesta Nacional de España. Pablo Heras-Casado, director. Auditorio Nacional. Madrid, 28 de octubre.
Pablo Heras-Casado (Granada, 1977) está realizando una de las carreras más rápidas y brillantes de los últimos directores españoles jóvenes. Si en 2006 se convertía en director-asistente en la Ópera de París y en 2008 debutó en Gran Bretaña con la National Youth Orchesta, ya en 2001 era nombrado titular de la Orchestra of St. Luke´s. Entretanto ha dirigido nada menos que a la Orquesta Filarmónica de Berlín, Sinfónica de la Radio Bávara, Sinfónicas de Chicago y Boston, Filarmónica de Róterdam, Orquesta Mariinski de San Petersburgo, Staatskapelle de Berlín y Mahler Chamber Orchestra. Pocas, muy pocas si alguna, batutas españolas pueden presumir de los mismo. Esto siempre es peligroso, pero afortunadamente Heras-Casado parece llevarlo bien. Entró en nuestro país con el apoyo de Gerard Mortier, dirigiendo Mahagonny en el Teatro Real, aunque ahora las relaciones se han enfriado y esta vez le ha tocado hacerse cargo de la ONE.
Sabe elegir programas, importante dato a su favor, huyendo de obras trilladas o de gran repertorio que podrían originar riesgos comparativos, combinando épocas y tratando de ser fiel a cada una de ellas. Su concierto madrileño confirmó expectativas y dejó un excelente sabor de boca, la impresión de estar ante un director de gran proyección futura. Tras una muy controlada “Passacaglia” de Webern, a la que sin embargo dotó de una poesía infrecuente en este repertorio, acompañó a la magnífica chelista Anne Gastinel en el “Concierto para violonchelo y orquesta en do mayor” de Haydn, con un tiempo lento central de auténtica inspiración. Cerró con el “Cuarteto con piano en sol menor, Op.25” de Brahms en la adaptación para gran orquesta firmada por Schönberg, del que ofreció una lectura llena de poder e interés, muy madura para su juventud. El éxito, muy merecido, fue grande. Gonzalo Alonso
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