Programas vocales infrecuentes en OSM y ONE
Orquestas españolas
Dos programas vocales infrecuentes
Obras de Berlioz, Fauré, Frnak y Canteloube. M.Bayo, soprano. Orquesta Sinfónica de Madrid. Auditorio Nacional. Madrid, 9 de mayo.
Obras de Dvorak, Zimmermann, Schubert y Strauss. M.Blanco, trompeta. M.Goerne, barítono. Orquesta Nacional de España. J.Pons, director. Auditorio Nacional. Madrid, 10 de mayo
Dos orquestas españolas han presentado en días consecutivos sendos programas que se salían de lo tradicional y trillado. En ambas también solistas de relieve. La Sinfónica de Madrid se centró en el repertorio francés, con una primera parte dedicada a “El carnaval romano” de Berlioz, el “Pelleas y Melisande” de Fauré y “El cazador maldito” de Frank, partituras que permitieron comprobar el buen momento por el que atraviesa la agrupación, dirigida esta vez por Titus Engel. En la segunda Maria Bayo desgranó quince de los “Cantos de Auvernia” de Canteloube. Canciones preciosas, de perfumes delicados que embriagan excesivamente de seguido. La soprano navarra bordó especialmente las dos más bellas de la selección: “Baïlèr” y “Brezairola”, quedando la voz demasiado incrustada en la orquesta en aquellas más rítmicas. Se lucieron los numerosos instrumentistas con breves solos de oboe, clarinete, chelo o violín.
También hubo cantante de relieve en la Orquesta Nacional, con Matthias Goerne interpretando once lieder orquestados de Schubert y Strauss, todos ello muy conocidos. La voz de barítono alemán tiene hoy menos metal y mayor engolamiento. Lo mejor llegó con las piezas más dramáticas, como “Ruhe meine Seele”, mientras que se encontró forzado y recurriendo con frecuencia al falsete en las páginas con dosis de coloratura. Tuvo que hacer frente a una de las tardes más tísicas que quien escribe recuerda, con una señora en primera fila de anfiteatro –entradas reservadas al INAEM- que movía toda la fila de butacas al toser. Tanta tos entre lieder y lieder hace casi inviable la concentración para quien actúa y quien quiere escuchar.
El triunfador de la velada fue el joven trompetista Manuel Blanco, en plantilla de la ONE, con una actuación de gran nivel, en técnica y expresividad, en el concierto “Nobody knows the trouble I see” de Zimmermann, compositor de mucho mayor interés del que parece ofrecer a los programadores españoles. Composición que une el jazz con la música serial en una obra brillantísima de gran poder comunicativo, algo raro en lo contemporáneo, que le supuso a Blanco triunfo como para ofrecer dos propinas ante una de las mayores ovaciones de la temporada de la Nacional. Gonzalo Alonso
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