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Por Publicado el: 07/05/2005Categorías: Crítica

La fuerza de Zemlinsky

Temporada de la OCNE
La fuerza de Zemlinsky
Obras de Schreker y Zemlinsky. J.Irwin, soprano, F.Vas, tenor, W.White, barítono. Orquesta Nacional de España. J.Pons, director. Auditorio Nacional. Madrid, 6 de mayo.
Hay que reconocer a Joseph Pons entusiasmo y ansia de renovación. Lo acredita la programación de la presente temporada, con su ciclo vienés y con los variados “experimentos” – y no con gaseosa- en directores y formaciones invitadas. Otro tanto se acredita en la programación del próximo año, que se acaba de presentar. Los conciertos de esta semana nos han alejado de la rutina con dos partituras abordadas por vez primera por la ONE e incluso una de ellas estreno en España, firmadas por Franz Schreker (1878-1934) y Alexander von Zemlinsky (1872-1942). Ambos poseen estilos no muy diferentes y amos estuvieron unidos a través de la figura amiga común de Arnold Shönberg. El primero estrenó “Erwartung”, el segundo fue su cuñado y testigo de la infidelidad de su hermana con el pintor Richard Gerstl, historia que tanto tiene que ver con la citada obra.
Los “Cinco para voz grave y orquesta” muestran en cambio una estética muy lejana a Schönberg y mucho más próxima a Mahler. La partitura, lenta e intensa, estuvo bien expuesta por la mezzo –no tan oscura- Jan Irwin y Joseph Pons. Destacando especialmente el segundo lied, es obra que muestra cuanta música válida y desconocida existe.
Oscar Wilde escribió una pieza teatral casi tan llena de fuerza como “Salomé”, que llamó la atención de compositores como Puccini, Buzón o el propio Zemlinsky. La desaparición de los manuscritos tras su arresto impidieron que conozcamos el dúo inicial entre Guido y Bianca, que Max Reinhardt sustituyó en el estreno berlinas de 1906 por una serenata a cargo de Guido. La escena de los dos amantes, sorprendidos por el marido de ella y el dramático asesinato del noble –un personaje paralelo a Lord Alfred Douglas, amante de Wilde- arrebató a Zemlinsky, que escribió una partitura cosmopolita, de ambiente italiano, inventada en Inglaterra y pasada por Viena.
Dado que el estreno no resultó un éxito, el compositor efectuó varias revisiones. La intensa lectura de Pons pareció mas breve de la última de ellas. La orquesta triunfa en la difícil papeleta de dos nuevas obras y en el reparto sobresalió la fuerza de Willard White, de otro lado el personaje central y más agradecido, el de marido engañado. No es casualidad que “La mujer sin sombra” en el Real y programas como éste cosechen éxitos superiores al bel canto. La música del siglo XX por fin entusiasma a nuestro público. Gonzalo ALONSO

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