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Por Publicado el: 02/09/2013Categorías: Crítica

Quincena Musical: Aproximaciones postrománticas

APROXIMACIONES POSTROMANTICAS

            Strauss: “Cuatro últimos lieder”. Bruckner: “Sinfonía nº9”. Ainhoa Arteta, soprano. Orquesta Sinfónica de Galicia. Víctor Pablo Pérez. 30-8-2013. Auditorio Kursaal. Quincena Musical Donostiarra.

Interesante confrontación en la que nos acercamos al punto en el que dos estilos sufrían la máxima destilación. En Bruckner, cara a un expresionismo ya cercano. En Strauss en busca de los vestigios de un pasado. Víctor Pablo Pérez supo empastar la orquesta, dotarla de contenido, hallar el acento idóneo, en la colaboración con Arteta. No apreciamos, de todas maneras, una a veces deseable individualización de los timbres. Mauro Rossi, concertino ocasional, lució en los solos su sonido sedoso y afinación habituales.

La soprano se imbricó con fortuna en el “totum” y, gracias al tino de la batuta, pudimos escucharla sin problemas. Ha ganado en volumen la cantante tolosarra, cuyo instrumento es ahora el de una lírica de cierta anchura; pero, a la vez, ha perdido tersura emisora, redondez y belleza. Los agudos suenan con frecuencia agrios y destemplados y tiende a cantar casi todo a plena voz, como desconfiando de sus posibilidades volumétricas. Estos lieder es verdad que requieren un estilo de mucha mayor depuración, un dominio del “rubato” y del portamento más finos y unos grados de matización que nos hagan perdernos en esa infinitud a la que llama la última de estas crepusculares canciones, “Im Abendrot”. Puede estar en un camino que acertamos a vislumbrar en “Morgen”, ofrecido de propina, antes de una conocida canción de cuna vasca.

Diríamos que la versión de la “Novena” de Bruckner, apoyada en una sólida orquesta, fue más hija de la tradición germánica que hermana de algunas de las modernas y ligeras tendencias. Interpretación compacta,  a veces en exceso, vigorosa, de tempi prudentes, con el satanismo pedido en el Scherzo, donde se supo dar con el toque lírico del Trío. Habríamos deseado un mayor empaste de los metales y una coda del primer movimiento más minuciosa. Pero hay que reconocer que los distintos grupos temáticos fueron ofrecidos con limpieza y que el llamado “de canto” se escuchó bien acentuado. Nos gustó la forma de resaltar el expresionismo larvado y las disonancias que hacen tan perturbador el Adagio postrero de esta sinfonía incompleta. Arturo Reverter

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