El Reina Sofía de Composición, un premio con 30 años
El Reina Sofía de Composición, un premio con 30 años
En oriente pesa bastante la superstición, por lo que para el joven Eunho Chang habrá significado más que para otros mortales ganar a los treinta años el Premio de Composición Reina Sofía en su XXX edición. Su obra “Fantasia Luminosité” fue escuchada esta semana con el violinista Kristóf Beráti, la Orquesta de la RTVE y su titular Carlos Kalmar.
El premio, que otorga anualmente la Fundación Ferrer Salat, ha logrado asentarse como uno de los más prestigiados. Hay varias razones para ello. Entre las principales se encuentra la posibilidad de ser interpretada la obra ganadora por una orquesta de la calidad de la de RTVE, la grabación de la misma, obviamente el premio de 25.000€ y la circunstancia de no tener que compartir podio con nadie, pues se concede un único premio.
El nombre de éste es otra razón de peso, como lo es que la partitura sea escuchada por la Reina, fiel asistente a estos estrenos. En esta ocasión no le ha sido posible asistir, pero para el coreano Eunho Chang habrá supuesto toda una experiencia compartir media hora de animada charla con Su Majestad. Como él mismo recalcó, jamás ha tenido la oportunidad siquiera de saludar al presidente de su país.
El jurado que concedió el premio de este año estuvo presidido por Joan Guinjoan y contó con Hong-Jun Seo -ganador el año anterior- Tomás Garrido, Martín Matalón, Jesús Rueda como secretario. Por tanto dos coreanos vencedores de dos sucesivas ediciones. A ellos se añade un tercero, Jae-Moon Lee, en 2008, lo que convierte a Corea en el país con más premiados – a ello no es ajeno su exigente plan de educación musical- seguida de Italia con dos autores y naturalmente España, de donde proceden la mayor parte de los laureados.
La partitura premiada, de unos dieciséis minutos de duración, no responde a ningún estilo propiamente nacionalista, siendo más perceptible sus influencias francesas y quizá polacas, no en vano su autor está muy vinculado a Varsovia, ciudad donde estudió. Hay en ella una búsqueda de ecos y sonidos de la naturaleza que la impregnan de plasticidad si bien, tal y como el propio Eunho Chang reconoció, hay planos sonoros en los que queda trabajo por efectuar a fin de que tanta percusión y el tutti no enmascaren las ideas. Esto es lo bueno que tiene la posibilidad de que las partituras cobren vida, que en el concierto se pueden corregir cosas que en el papel pautado pasan con frecuencia desapercibidas.
Al premio le queda una asignatura pendiente, común a otros muchos de composición o interpretación, que es el descubrimiento de una obra o un solista que alcancen la popularidad. Todo llegará con persistencia.
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