Cambios en el Liceo
Cambios en el Liceo
El Gran teatro del Liceo no es ajeno a las convulsiones económicas que atraviesa España, si bien su particular modelo de gestión lo ha mantenido bastante bien al margen de los zarandeos políticos. La presidencia rotatoria en la comisión ejecutiva de las administraciones públicas en él participantes ha venido ofreciendo una sólida estabilidad, afianzada por el gran apoyo de la sociedad civil del que siempre ha gozado, si bien mermado recientemente. El gran hacedor de la actual grandeza del teatro fue Josep Vilarasau.
El pasado mes de marzo algo empezó a cambiar cuando Generalitat, Ministerio de Cultura, Ayuntamiento y Diputación decidieron nombrar como presidente de la fundación a Joaquim Molins, cargo tradicionalmente ocupado por el presidente de la Generalitat, que además presidirá también la ejecutiva. En definitiva, un proceso paralelo al que se realizó en el teatro Real. Los políticos retroceden dos pasos para que los avance la sociedad civil. De alguna forma se vuelve a los tiempos en que nuestros teatros eran dirigidos por empresarios. Hay sin embargo dos diferencias fundamentales. De un lado Juan Antonio Pamias o Luciano Rodríguez sabían perfectamente lo que musicalmente se traían entre manos y cuando lideraban el Liceo o el Real lo hacían jugándose su propio dinero. Los presidentes de los patronatos del Liceo o el Real juegan con el dinero público y de patrocinadores. La diferencia es fundamental, porque los agujeros de un teatro habrán de ser al final rellenados con nuestro dinero y no el de empresarios.
El cambio de modelo en las alturas repercutió en los niveles inferiores del organigrama. Miguel Muñíz (PSOE) salió de la dirección general del Real y Juan Francisco Marco (PSOE) de la del Liceo, al que había accedido en 2008 realizando una puesta al día importante, nombrando un consejo asesor que limitaba los amplios poderes de los que gozaba el director artístico Joan Matabosch –familia con importante ascendencia en Convergencia-, a Josep Pons como titular y reorganizado plantilla y actividad para hacer frente a la crisis. La difícil situación económica y artística del Liceo impulsó a Matabosch a optar infructuosamente al Covent Garden, en cuyo concurso quedó a las puertas de la dirección artística, y la mejor oferta económica del Real le llevó a Madrid. El reciente nombramiento de Roger Guasch como nuevo director general habrá de ser completado con un director artístico mediante convocatoria concursal. No va a ser tarea fácil. El Liceo es aún, se quiera o no, la primera referencia lírica internacional de España y esto no lo pueden olvidar ni la sociedad catalana ni las administraciones públicas.
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