LOS SCHUMANN: AMOR EN MÚSICA

Comenzó la semana pasada un nuevo ciclo musical en la Fundación Juan March (“Compositoras”), atendiendo una vez más a una forma de programar nada frecuente por estos lares. Aparentemente no parecía muy original la idea (últimamente ya se ha hablado bastante de músicas hechas por mujeres; y se ha hecho algún que otro disco interesante), pero al echar una ojeada a los programas hemos visto muchas cosas nuevas. E interesantes.

El miércoles 22 tendrá lugar el segundo de los conciertos (de los cuatro en total, contando con los de los días 29 de enero y cinco de febrero), con música, sí, de mujer, pero en sana convivencia con la del hombre. La cosa gira alrededor de una de las parejas más emocionantes,  conmovedoras e intelectualmente mejor engranadas de la historia de la música, la formada por Clara Wieck y Robert Schumann. Pero ya el sobretítulo del concierto (“Música escrita e improvisada”)  alerta acerca de su naturaleza, desde luego alejada de la típica acumulación de obras de la una y el otro. A veces se ha hecho y el resultado ha sido pedante, pues empezando por la opinión de la propia Clara, a nadie se le ocurriría comparar el piano de ambos. No; aquí se hace otra cosa.

Nos lo explica con pelos y señales Pilar Ramos en sus espléndidas notas al programa (la Juan March es la institución que mejor notas está dando ahora en este Madrid de penurias musicales), que empieza por señalar el valor de la cosa pequeña, del boceto, del fragmento-suspiro, sinónimos todos de la obra de arte tendente a lo mínimo, hecha y servida al momento. O sea, de la improvisación. Y ahí entra la figura de la que fuera enorme pianista  Clara Wieck, que desarrolló toda una técnica para “promocionar” las obras de su marido, según las obras programadas, según también el tipo de público que las escuchara y, sobre todo, “preparándolo” para enfrentarse a  la música de Robert mediante introducciones improvisadas en forma de preludios o interludios. Esto es lo que escucharemos con las Fantasiestücke op.12, en las que se intercalarán dos preludios de Clara inmediatamente antes  de comenzar la pieza correspondiente.

Otra de las obras de Clara escogidas para la velada (que también incluye una selección de sus Soirées Musicales op.6) es el Preludio improvisado al Andantino de la sonata tercera de Robert Schumann, una música de hondo significado para la pareja (que se titula di Clara Wieck), pues data de cuando Robert estudiaba piano con Friedrich Wieck, el padre de Clara, que, como es sabido, se oponía con fuerza a la relación entre Robert y ella.  Y en fin, el recital de Éric Le Sage finalizará con las Davidsbündlertänze op.6, un curioso ciclo en el que Schumann da rienda suelta a sus fantasías esquizoides.  La Banda de David es un grupo de compositores que estaba en su mente y cuyos nombres utilizaba para firmar sus críticas en la revista Neue Zeitschrift für Musik, que acaba de fundar. Cada uno de ellos tenía unos gustos, una personalidad, un estilo literario y una manera de afrontar la crítica musical distintos. De entre estos personajes de ficción hay dos especialmente relevantes y famosos, Eusebius y Florestan, que aparecen en la opus 9 del autor, el famoso Carnaval. Este juego de pares, representativo de la dualidad que protagoniza el mundo de la música romántica, es en la de Schumann quizá más determinante que en la de ningún otro.

Éric Le Sage es un pianista francés formado en la mejor tradición del pianismo de su país. Ha grabado la integral de Schumann, y con este repertorio ha recorrido los festivales y salas más importantes del mundo. Supone, pues, toda una garantía interpretativa parta este concierto. Y atención, los recitales y conciertos de la Juan March siguen siendo de entrada libre, pero ahora hay que recoger antes la entrada. Ya saben, hay que ir prontito. Pedro González Mira

Éric Le Sage, piano. Obras de Clara y Robert Schuman. Fundación Juan March. Miércoles 22, 19.30. Entrada libre.