García Calvo con la OSM: Mundos interiores
MUNDOS INTERIORES
Obras de Santacreu, Carl Reinecke y Wagner. Pilar Constancio, flauta. Orquesta Sinfónica de Madrid. Director: Guillermo García Calvo. Auditorio Nacional, Madrid. 9-4-2014.
En sus salidas fuera del Real la Sinfónica de Madrid suele preparar atractivos programas. La adaptación a la nueva música pudo apreciarse con el estreno de la obra ganadora de la V edición de premios de composición AEOS-Fundación BBVA, “De la belleza inhabitada” (2011) de Javier Santacreu. Se trata de una partitura basada en el poema de Cernuda“El joven marino”. Los meandros paisajísticos y metafóricos son subrayados y transformados en una música de excelente factura, de bien administrado espectro cromático en la que la descripción psicológica se hace por derecho a través de un lenguaje bien dosificado en sus efectos. Partitura oscura y densa, cuajada de agitaciones interiores, de flujos y reflujos. La muerte y el miedo se apuntan en frases sigilosas de las cuerdas, en ataques virulentos de los vientos. Berg y Brittennos vinieron a la memoria.
Buena fue la labor de la batuta y la orquesta para que el sensible mensaje llegara con claridad. En el monótono“Concierto para flauta” de Reinecke no hubo brillos y todo fue más bien plano; aunque la interpretación de Pilar Constancio, de sonido no grande, pero bello e igual y técnica irreprochable, fue magnífica. Los brillos vinieron luego, con las tres obras de Wagner seleccionadas. En líneas generales, todo sonó muy fuerte y poco depurado, con un contrapuntismoalgo primario. En “Rienzi”, tocada con vigor, no se pudieron evitar pasajes confusos, en la repetición en “tutti” del tema bailable y en la coda.
Los brazos ágiles y móviles del director, que marca y subdivide con pericia, que está atento a todo, que sabe embarcar y perfilar, que mantiene un tempo-ritmo férreo, dotaron de impulso al “Preludio” de “Tristán e Isolda”, cuyo largo “crescendo” hacia el clímax resultó farragoso. Mejor la “Muerte de Isolda”, dotada de la deseada intensidad. Lo más conseguido fue probablementela obertura de “Los Maestros cantores”, en la que los temas pomposos tuvieron realce y en donde los “fugati” fueron bien clarificados. Muy orientativas notas de González Lapuente. Arturo Reverter
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