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Por Publicado el: 27/06/2014Categorías: Recomendación

CLÁSICOS EN UN VERANO SIN CLÁSICA

zarabanda

El grupo Zarabanda

 

 

CLÁSICOS EN UN VERANO SIN CLÁSICA

Sí; no ha leído mal: todavía hay vida clásica en un verano, el madrileño, que cada año se convierte en páramo musical, como si a sus gentes, tanto las autóctonas que no se van de vacaciones como las que llegan en forma de turistas de toda condición y poder adquisitivo, se les hubiera atrofiado la mente y la sensibilidad sonora. Por razones que llevo años tratando de entender, desde luego sin conseguirlo, a partir de julio la música clásica desaparece en la capital del Estado. Es como si de pronto se produjera una anulación de la memoria musical colectiva; como si, así por las buenas, todo el mundo se lanzara en busca de piscinas o terrazas omitiendo de sus vacaciones cualquier otro placer con capacidad de mantener en orden su cabeza y su corazón con algún tipo de estímulo intelectual: es como si súbitamente perdiéramos todo aquello que tenga que ver con esencia para convertirnos en pequeños objetos girando alrededor del bikini y la cañita fresca. Carne al descubierto, placeres para el  cuerpo y el estómago. Nada más.

       Y no porque no haya medios. Hace unos años, a muy pocos kilómetros de la capital, en San Lorenzo de El Escorial, la Comunidad de Madrid –a la que entonces parece ser le sobraba el dinero- edificó un magnífico Auditorio cuya principal vocación era la de convertirse en el Salzburgo español. Se inauguró con una pequeña –pero grande de contenido- programación, que se saldó con éxito artístico. Todos pensábamos que aquello, efectivamente, podría ir a más. Pues no; en años sucesivos la cutrería programadora y la falta de calidad han campado a sus anchas, transformando la enorme inversión realizada en una especie de palacio deshabitado  que de vez en cuando se abre para justificar su existencia. Lamentable.

       Y después están los llamados Veranos de la Villa (que este año incluyen cuatro conciertos en el Conde Duque en un ciclo llamado Conciertos de Estío), cuyas programaciones  poco a poco se han ido escorando cada vez más hacia géneros musicales urbanos, olvidándose de la clásica.  Llegaron  algunas veces a brindar los Veranos buenas oportunidades para poder escuchar hits clásicos, e incluso a incluir un concierto importante en la Plaza Mayor. Nada de esto ha pervivido; como si la música clásica, ya digo, hubiera desaparecido. En fin, ocasiones tendré de volver a referirme a estas desapariciones en las temporadas de invierno futuras (que a medio plazo pintan muy mal); por ahora solo diré que en verano, en Madrid, la clásica aparece –gracias a Dios o a quien proceda- en un ciclo llamado Clásicos en Verano, también organizado por la Comunidad de Madrid, y dirigido por la compositora Consuelo Rubio. Por eso decía en el título “Clásicos en un verano sin Clásica”

        Se trata de un festival de música clásica en toda regla. Se desarrolla entre el sábado 28 de junio y el sábado 30 de agosto. Cerca de un centenar de conciertos que tendrán lugar en 52 municipios de Madrid para esta XXVII edición. La idea  es estupenda por muchas razones, aunque evidentemente se aparte del glamur de los grandes festivales veraniegos españoles de otras Autonomías y  no digamos de las grandes paradas del resto de Europa. Este da una respuesta modesta pero muy eficaz a la falta de música en verano en la Comunidad de Madrid, cuyas autoridades competentes, además, tendrían que programar un cambio  radical en la relación que establecen entre turismo y música clásica. Clásicos en Verano supone el desarrollo de un muy útil modo de operar, porque permite a veraneantes y mucha gente de la ciudad relacionar su ocio veraniego con el consumo y disfrute de la música clásica. No escucharemos a la Netrebko, a Thielemann o a Barenboim, pero escucharemos música, que ya es mucho. También deberíamos poder tener la ocasión de ver a esos artistas, pero parece que o alguien encuentra a alguna Consuelo Rubio que ponga orden y sea capaz de dar respuesta a esa necesidad, o con acercarnos cada fin de semana a un pueblo madrileño vamos a ir más que servidos. Parece que durante bastantes años más.

      Esta semana, pues, arrancan los Clásicos en Verano, y lo hacen con un grupo de lujo, el trío Zarabanda de Álvaro Marías, que dará un concierto en Pinto, en la Iglesia de las Capuchinas. Y atención, Álvaro y sus acompañantes van a hacer algo de lo que prácticamente todas las instituciones musicales de este país se han olvidado este año: celebrar el 300 aniversario del nacimiento de Carlos Felipe Emanuel Bach, un músico increíble que tuvo la mala suerte de tener un padre como el que le tocó tener. Tocarán tríos para flauta, violín y continuo.

      En sucesivos fines de semana, en la misma ciudad de Madrid, en Ajalvir, en La Cabrera, en Manzanares el Real, en Paracuellos de Jarama, en Navalapuente, en Colmenar Viejo, en Valdemanco, en Robregordo, en Rascafría,etc.etc., tendrán lugar más conciertos. No se los pierdan.

Clásicos en Verano:  www.madrid.org/clasicosenverano

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