Bicentenario de pianos Hazen
Bicentenario de Hazen
¿Cuántas empresas pueden celebrar un bicentenario? Muy pocas, mucho menos las musicales y aún menos si son españolas. El mérito es incluso mayor si se considera que todo este amplio periodo de tiempo ha estado regentada por una misma familia: la de los Hosseschrueders y Hazen. Posiblemente el lector sólo conozca el edificio de Las Rozas, la Casa Hazen inaugurada en 1975, pero la historia es mucho más larga.
Johanes Hosseschrueders llegó a Madrid desde Holanda en 1802 para abrir un taller de pianos en 1814, si bien consta ya un piano suyo de 1807. Sus sobrinos Jan y Pieter Hazen Hosseschrueders llegaron en 1810 para ayudarle en la tarea de construir arpas y pianos bajo la marca de “Hosseschrueders y Sobrinos”. Al volver el fundador a su país quedaron al mando los Hazen, quienes en 1828, 1831 y 1841 fueron distinguidos por los reyes Fernando VII e Isabel II con medallas de oro y plata. Casi 70 años después Juan Hazen Álamo cambió el nombre comercial e incorporó nuevas actividades como la reparación y el alquiler de pianos, ampliando la gama a otras marcas como Steinway&Sons o Yamaha. Una acción que se demostraría fundamental fue la de poner a disposición a disposición de artistas y entidades el primer Gran Cola de Conciertos. Poco más tarde Felix Hazen crea la Distribuidora General de Pianos, SA, liderando claramente el mercado con un gran número de marcas europeas, americanas y japonesas. El éxito y una orden de derribo obligaron a cerrar en 1970 la legendaria tienda la calle Fuencarral para trasladarse a Juan Bravo. Fue entonces cuando, oculto por el polvo de décadas, apareció el piano de 1807 citado anteriormente. Vinieron luego la magnífica sede de Las Rozas y las tiendas de Arrieta y el Auditorio.
Paralelamente Felix Hazen crea la Fundación Hazen Hosseschrueders como forma de unir el legado que recibió del que él iba a entregar a sus descendientes. Llegaron las becas, el fomento de oficios técnicos, la divulgación de la estupenda colección de pianos históricos… tantas y tantas cosas de las que Felix habría de sentirse justamente orgulloso y también la preparación de un bicentenario que desgraciadamente él no pudo contemplar. Recuerdo perfectamente el cariño que me dispensó cuando compré mi Yamaha en Las Rozas, por cierto un estupendo piano que seleccionó y que también estrenó Rosa Torres Pardo. El mismo junto al cual, años después, mi querido Suso Martaitegui tendría una de sus últimas ingeniosas intervenciones.
Fue muy lógica la profunda emoción de Felix hijo en sus palabras durante el acto celebrado el domingo en la Real Academia de Bellas Artes donde, como no podía ser de otra forma, el piano fue protagonista en un programa muy coherentemente urdido en el que Javier Perianes estrenó “Semejante a la noche” de Jesús Torres e interpretó piezas de la “Música callada” de Mompou, la “Fantasía Bética” de Falla y, junto al Cuarteto Quiroga el bellísimo “Quinteto para piano en sol menor” de Granados. Acto con músicas para recordar en cada interior de nosotros cuanto debemos a los Hazen Hosseschrueders y todo lo que puede acontecer alrededor de un piano. Gonzalo Alonso
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