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Por Publicado el: 05/01/2015Categorías: Crítica

Gala de Amigos de la Ópera de Madrid: promesas y realidades

PROMESAS Y REALIDADES

Gala de Amigos de la Ópera de Madrid. Fragmentos de obras de Serrano y de “Don Giovanni” de Mozart. Diversos intérpretes vocales. Coro de Ópera de Juventudes Musicales de Granada. Barbieri  Symphony Orchestra. Directores: Rubén Sánchez-Vieco y Óliver Díaz. Madrid, Teatro de la Zarzuela. 3-1-2015.

La AOM resiste. La vieja Asociación continúa con vida. Pese a las dificultades y a haber sido defenestrados sin contemplaciones del Teatro Real. Esta gala ha estado mejor organizada que la del año pasado, pero ha sido más anodina. Un dúo tan prolijo como el de Leonello y Rosina de “La canción del olvido” requiere intérpretes más avezados y un apoyo orquestal más contundente. Dio oportunidad de escuchar a dos voces en crecimiento: la de la soprano ligera Elena Rey, con brillo y vibración en la zona superior, y la del noble barítono muy lírico Pablo Gálvez, algo mate, poco timbrada, con agudos todavía faltos de proyección. Son esperanzas.

Como lo es el tenor lírico-ligero Néstor Losán, de escaso volumen, pero de timbre grato y buena compostura. El también tenor Román Barceló, mostró aplomo y menor calidad vocal. Ana Moroz, teóricamente mezzo, cantó con soltura y mucho vibrato, la “Romanza del trovador” de “La canción del olvido” y “Pensando en la que quiere” de “El carro del sol”, escritas para soprano. El Coro granadino, aún bisoño y a falta de mayor empaste, mostró excelentes posibilidades. Como la Orquesta Barbieri, en pleno desarrollo y a falta de depuración, sobre todo en la cuerda.

La segunda parte fue más animada, menos escolar en todos los órdenes, a lo que contribuyó la expeditiva y conocedora batuta de Díaz. Lo mejor de la noche fue la expresiva versión de “Madamina” a cargo del barítono David Menéndez, cuya voz es cada vez más sonora y rotunda, aunque no a que precisa Leporello. Bien expuesta y coloreada interpretación de Svetla Krasteva de “Non mi dir”. Sandra Ferrández fue una Doña Elvira apasionada y briosa, perjudicada por alguna que otra destemplanza en la zona alta. Beatriz Lanza, que ha ensanchado su antigua voz lírica a la vez que ha ganado en vibrato, cantó “Vedrai carino”, mientras Luis Dámaso, de timbre tan lustroso de lírico-ligero, dibujó no muy matizadamente “Dalla sua pace”. David Lagares, barítono joven, dijo con arrebato “Ho capito”. Pablo Gálvez suplió discretamente al anunciado Giorgio Caoduro. Arturo Reverter

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