Perdidos en un lugar de La Mancha…
Pobres críticos. ¡La de percances que pasaron en el estreno del “Don Chisciotte” de García! Viajaron casi todos juntituos en autobús desde Madrid hasta su hotel en Alcazar de San Juan. Allí ya les anunciaron que la cena prevista tras la representación se suspendía porque iba a terminar muy tarde. Las cuentas no salían, puesto que empezaba a las 21 horas y se había escrito que duraba poco más de dos horas. Total que decidieron tomarse antes unos bocatas. Se metieron de nuevo en el autobús y casi les vuelven a traer a Madrid. Vamos que, además de haciendo eses, iban en dirección contraria. Hora y cuarto para recorrer los 30 kilómetros que separan Alcazar de San Juan de Tomelloso. Todo el teatro esperando, pero para eso viajaba la plana mayor de la crítica. La función empezó cuando ellos llegaron, veinte minutos más tarde. Acabó a la 01,20 y les volvieron a montar en el bus para tomar una copa y más bocatas en … ¡la Pantera Rosa! Se volvieron a perder y acabaron en una comisaría. Menos mal que se apiadaron de tanto sabio y un coche de la policía municipal les escoltó hasta la susudicha Pantera. Allí se lo pasaron bien y el chofer ya se había aprendido el camino de vuelta haciendo prácticas bajo el diluvio universal. Cuando llegaron al hotel, pasadas las 03,15, aún les esperaba otra sorpresa: estaba todo Alcazar sin luz. Y, como era tan tarde, hasta mediodía del día siguiente no podía salir el bus. Y para qué contarles la experiencia de uno de ellos, regresando en coche a tales horas de la madrugada mientras diluviaba… En su pecado -porque estos críticos pecan mucho- llevaron la penitencia.
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