Toulouse: gran Tristan und Isolde
TRISTAN UND ISOLDE (R. WAGNER)
Théâtre du Capitole de Toulouse. 11 Febrero 2015.
La presente temporada de ópera del Capitole de Toulouse ofrece puntos de notable interés, entre los que no puede dejar de estar presente este Tristan und Isolde que ahora nos ocupa. Había otro gran atractivo, que era la presencia de un excepcional programa doble de Britten, formado por Owen Wingrave y The Turn of the Screw, al que lamentablemente no pude asistir y bien que lo sentí. Todavía quedan otros dos títulos atractivos para el aficionado, como son Castor et Pollux y Esponsales en el Monasterio. Espero poder estar de nuevo en Toulouse.
Escénicamente, la producción ofrecida lleva la firma de Nicolas Joel, estrenada en Marzo de 2007, siendo éste uno de los últimos trabajos que presentó en el Capitole antes de ser nombrado director de la Ópera de París. Estamos antes una representación prácticamente semi-escenificada, ya que la escenografía brilla por su ausencia. El primer acto ofrece un escenario totalmente vacío con un ciclorama al fondo y como único elemento de atrezzo el maletín de filtros de Isolde. A esto se añade un suelo con unas plataformas elevadoras que pretenden dar sensación de navegación, aunque el efecto resulta fallido. En el segundo acto seguimos sin decoración, aparte de un telón de fondo con estrellas y una antorcha figurada, que Isolde derriba en cuanto puede. El acto de Kareol se desarrolla prácticamente en corbata, con Tristán encima de una plataforma. Llamar a esto producción me parece un exceso. Vestuario aceptable: Isolde de blanco y rojo, Tristán con atuendo de director de orquesta moderno, el Rey de almirante contemporáneo y no mucho más que señalar. Escenografía (¿) y vestuario eran obra de Andreas Reinhardt. Los dos últimos actos se desarrollan en plena oscuridad y así la labor del iluminador (Vinicio Cheli) tiene una gran importancia, aunque no sea uno desus grandes trabajos. Como ocurre siempre con Nicolas Joel los cantantes son abandonados a su suerte y nada hay en escena que no pueda haber sido resuelto por los propios cantantes en una pura versión de concierto.
La dirección musical ha resultado lo mejor de toda la representación, lo cual es siempre importante, pero todavía más en una ópera como Tristan und Isolde. A priori la dirección del alemán Claus Meter Flor me resultaba sorprendente. Yo había tenido diversas oportunidades de verle en acción en Toulouse en el pasado, pero siempre dirigiendo óperas de Mozart. Como digo, ha sido para mí el gran hallazgo de esta representación. Su dirección ha sido muy buena, sin duda lo mejor de la noche. Sus tiempos han ido por caminos de lentitud, pero eso no le ha hecho perder un ápice de intensidad dramática. Por otro lado, supo gestionar muy bien el volumen orquestal, colaborando perfectamente con los cantantes en escena. Sacó un gran partido de la estupenda Orchestre National du Capitole, una de la mejores en el país vecino y, seguramente, la mejor de todas ellas en foso.
Robert Dean Smith y Elisabete Matos
Una vez más fue el tenor americano Robert Dean Smith el encargado de lidiar con el personaje de Tristán y tengo quede decir que es una de las mejores actuaciones que le recuerdo en este personaje y llegan a 10 las veces que le he visto enfrentarse a Tristán. Robert Dean Smith es uno de los pocos tenores que realmente canta la partitura sin hacer alardes de poderío, que ni tiene ni lo intenta. La última vez que le vi en este rol fue en Madrid hace ahora un año. Si entonces me decepcionó, en esta ocasión se ha superado a sí mismo. Indudablemente, el tamaño del Capitole, su excelente acústica y la colaboración del maestro han influido decisivamente en el buen resultado del americano.
Elisabete Matos dio vida a Isolde y su actuación fue la de una solvente intérprete, que ha madurado notablemente desde que debutara el rol en Oviedo hace 4 años. El centro de la portuguesa funciona bien, pero la voz pierde atractivo en cuanto la partitura apunta hacia arriba, especialmente sus sonidos en forte. Por otro lado, en las notas más altas hay alguna tendencia al grito por su parte. Lo mejor lo ofreció en un primer acto lleno de intensidad, mientras que no estuvo al mismo nivel en el largísimo dúo del segundo acto. En el Liebestot faltó algo más de emoción, En cualquier caso, es una Isolde adecuada y solvente y no son muchas las que circulan por los teatros de ópera.
La mezzo soprano alemana Daniela Sindram fue una notable Brangaene, con voz amplia y bien timbrada y buenas dosis de emoción. Hans Peter König fue un magnífico Rey Marke, cantando con autoridad y emoción el precioso monólogo del segundo acto. No se me ocurre un mejor intérprete del personaje que René Pape. El barítono alemán Stefan Heidemann dio vida a Kurwenal con una voz sonora y poderosa, que mejor haría en controlarla más, dedicando más atención a los matices que al puro volumen vocal.
Elisabete Matos y Daniela Sindram
Bien cubiertos los personaje secundarios, empezando por el Melot del barítono lírico bordelés Thomas Dolié. Paul Kaufman dobló adecuadamente como Marinero en el primer acto y como Pastor en el tercero.
El Capitole ofrecía una magnifica entrada, próxima al lleno total. El público se mostró calido y no entusiasmado con el resultado de la representación, dedicando las mayores ovaciones a Daniela Sindram. Hans Peter König y al maestro.
La representación comenzó puntualmente y tuvo una duración total de 5 horas y 23 minutos, incluyendo dos intermedios. Duración musical de 3 horas y 58 minutos, una de las más lentas de las que he sido testigo. Seis minutos de aplausos.
El precio de la localidad más cara era de 100 euros, costando 39 euros la localidad más barata. Me parece una estupenda relación precio-calidad. José M. Irurzun
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