Gómez Martínez
Gómez Martínez
Llegan espléndidas noticias de Miguel Ángel Gómez Martínez desde la Ópera de Viena y estamos una historia que conviene contar.
Era casi un niño, tenía sólo 24 años, cuando se le invitó a dirigir con regularidad en los teatros de Berlín y Viena y posteriormente en Munich y Hamburgo. Luego, sin que hubiese razones objetivas, su nombre dejó de aparecer de esos centros con la misma frecuencia. Años más tarde llegó el cargo de Director General de Música en Mannheim, la titularidad de la Orquesta Sinfónica de Hamburgo y de las óperas de Helsinki y Berna, mientras en España comandaba la Orquesta de Valencia .
Hace dos veranos, en el Festival de Salzburgo, Gergiev se cayó de uno de los “Don Carlo” programados. La Filarmónica de Viena se acordó entonces de aquel Gómez Martínez del que parecía haberse olvidado y le propuso para aquella función. El éxito fue rotundo. De ahí surgió la invitación para dirigir varios “Werther” y “Elixir d’amore” en la Ópera de Viena. El Massenet ha supuesto un triunfo de público y en la propia orquesta, que le aplaudió efusivamente al terminar. Consecuencia de ello ha sido la ampliación del número de funciones pactado, la “exclusividad” para el “Werther” y dos nuevos títulos: “Ballo in maschera” y “Vespri siciliani”.
La carrera de Gómez Martínez ha sido ninguneada en España, a pesar incluso de la excelente labor realizada en Valencia. Allí, sin tener nunca que levantar la voz, cambió, organizó y mejoró una orquesta hasta convertirla en una de las primeras del país. Ocho años después de su nombramiento es respetado y querido por los músicos. Pero lo mismo le sucede en la Sinfónica de Madrid, en la RTVE o en cualquiera de las otras que dirige. Se valoran seriedad, seguridad, técnica, claridad, amplio repertorio y fidelidad a las partituras. Son cualidades que no abundan en el panorama internacional.
El tiempo siempre se encarga de hacer justicia. Gómez Martínez vuelve a dirigir con regularidad en la Ópera de Viena. ¿Cuántos pueden decir lo mismo? Esperemos que pueda ser profeta en su tierra y aquí se le reconozcan los méritos que siempre tuvo, pero sin caer en ese estar de moda tan peligroso en el que han caído y caen muchos.
Gonzalo ALONSO
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