MAHLER BALSÁMICO
MAHLER BALSÁMICO
Nunca como en este momento, y sin que nadie se atreva a elaborar cualesquiera hipótesis al respecto, ha habido una mayor divergencia entre los aficionados a la música clásica que asisten a conciertos y los que, además – o no- , son consumidores de discos. Este misterio siempre existió; como otro parecido: la disjuntura entre aficionados a la Clásica en general y lectores de las revistas especializadas del ramo. Siempre existieron esas disfunciones, pero lo de ahora es otra cosa: el disco ha desaparecido, y las revistas, todas, resisten como pueden con una actividad que, para desgracia de todos, se ha convertido en marginal. ¿Quiere ello decir que, ante la ´muerte´ de los demás, salen ganando los conciertos en vivo? Pues no está claro; depende: los que son buenos, bonitos y baratos (léase baratos porque quien los organiza lo hace bajo el paraguas de papá Estado), sí; los que son buenos-buenísimos, bonitos- superbonitos, pero han de pagarse al precio que realmente cuestan para su consumo, lo que valen en realidad traducido a euros, esos no llenan las salas. Un ejemplo que revela en este momento meridianamente lo dicho: los que organiza Ibermúsica. A su director, el abnegado y siempre dispuesto a bregar por todo Alfonso Aijón, no le salen las cuentas; siempre quedan entradas en sus conciertos, por más que el producto que ofrece sea de altísima calidad e interés. El dilema es claro: o se reencuentra a ese público desaparecido que antes sí llenaba la sala –fundamentalmente abonados- o habrá que concluir que se trata de un producto hoy insostenible. ¿Qué quiere ello decir? Pues dos cosas: una, que Ibermúsica desaparecerá, y dos, que los aficionados tendremos que viajar a Londres, París o Berlín para, pagando la entrada a un precio bastante más alto, poder escuchar a las orquestas que ahora escuchamos en España. En otras palabras: si bien la tradicional ´caverna´ musical española ya no es tal, porque en los últimos años se han creado muy buenas orquestas, nacerá una nueva caverna, quizá una más ´marca España´, es decir, una cuevecilla habitada por mediocres, una vez más a una distancia más que importante de las mejores, que seguirán siendo las de siempre y que desde luego no podrán estar en la agenda española de los aficionados españoles.
El esfuerzo de Ibermúsica por mantenerse en el mercado es ímprobo. Pero hay un esfuerzo en particular que quiero resaltar en esta nota: la determinación de sus programas, elaborados a base de repertorios intachablemente populares, en el mejor sentido del término. Pero tanto, que a veces uno se cansa de escuchar lo mismo. Un caso singular es Mahler. Se programa y se vuelve a programar, esperando que actúe cual recurso balsámico para un público que no parece dispuesto a sentir la más mínima fatiga ante su música. Esta semana tenemos una de sus más irregulares y a la vez geniales sinfonías, la segunda, apodada ´Resurrección´, obra a la que todo el mundo está dispuesto a perdonar su agobiante carga ´trascendentalista´ con tal de disfrutar de la violencia con que su orquestación nos habla de la muerte y del trazado coral final, absolutamente magistral. Claro que entremedias gozamos de un largo trecho para poner a prueba la paciencia de nuestro espíritu. El Coro Nacional, la admirable Orquesta de Jóvenes ´Gustav Mahler´ y las solistas Chen Reiss y Christa Mayer, todos bajo el mando de un director al que ya va siendo hora de quitarle el ´apellido´ de joven, Jonathan Nott, serán sus intérpretes. Y, naturalmente, quedan entradas. Pedro González Mira
MAHLER: Sinfonía núm.2, ´Resurrección´. Chen Reiss, soprano; Christa Mayer, mezzosprano. Coro Nacional de España. Gustav Mahler Jugendorchester. Dir.: Jonathan Nott. Sábado 11, 19.30. Entre 60 y 168 €. Entradas en taquilla, www.entradasinaem.es y 902 22 49 49.
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