¡Menudo ensayo general el de “Luisa Miller”! El público que esperaba asistir le dieron con la puerta en las narices. No dejaron entrar más que a las cámaras. Y es que la gripe y los costipados abundan. Barítono, soprano y ahora tenor las han padsado canutas. El pobre Marcelo Alvarez va de mal en peor y en vez de mejorar empeora. Ayer lunes empezó a toser. Me cuenta un amigo que hay buen sustituto previsto y que ese sustituto, que no es el cover, cantará ya seguro una de las ocho funciones. Es muy querido del público madrileño, pero no digo su nombre porque quien me lo cuenta me pide que me lo caye para no enfadar a los chicos del teatro. Aunque bien podría contarlo ya que me encontré con él en el Real y no llevaba máscara. Yo era el único Fantasma del Real.
Pero yo les voy a enfadar un poco contandoles a ustedes el ensayo general. ¿Por que se ha de cerrar al público? Ya se sabe que no es una función y por tanto qué mejor ocasión que recordárselo a los habituales de los ensayos un día en el que no canta ni Dios. Lo peor no es que Alvarez ni apareciese, es que apareció la escenografía y la batuta.
Zambello tiene mucho nombre, pero desde luego no será por lo mucho que se ha quebrado la cabeza con su “Luisa Miller”, apenas un ciclorama que aburre a los quince minutos. Porque no sabe mover ni cantantes ni coro. ¡Ay si no fuese por sus amistades en el Wall Street Journal! Para colmo López Cobos también aburre hasta a las ovejas. ¡Maestro, que esto es un primer Verdi! ¡Achuche un poco a la música, que parece Haydn!
En fin, que no me esperaba yo esta “Luisa”… Si llego a saberlo acompaño a Antonio Moral y Gonzalo Alonso al recital de Gerhaher en vez de irme de incógnito a esta peculiar prova generale.