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Por Publicado el: 24/05/2015Categorías: Crítica

Un Otello sin mucha brillantez rompe el gafe del pasado en la ABAO

OTELLO (G. VERDI)
Palacio Euskalduna de Bilbao. 22 Mayo 2015

Finaliza ABAO su temporada de ópera con esta auténtica obra maestra de Giuseppe Verdi, cuyo resultado parece disipar el gafe que últimamente acompañaba a Otello en Bilbao. Las dos últimas ocasiones que ABAO representó Otello (1994 y 2004) fueron otros tanto fracasos por razones varias que no vienen ahora al caso. En esta ocasión el maleficio se ha roto, aunque la representación no haya tenido nada de excepcional, pero su resultado se puede considerar satisfactorio, basado en una producción escénica atractiva y escasa de dirección, una eficaz lectura musical y, finalmente, un reparto vocal sólido, aceptable para los tiempos que corren.

OTELLO. ABAO.2015-000
ABAO ha vuelto a recurrir a Ignacio García para ofrecer una nueva producción, cuyo resultado ha sido superior al paupérrimo que el mismo director de escena ofreció en La Forza del Destino hace un par de años. La escenografía de Gabriele Moreschi resulta simple y atractiva, consistente en unas columnas móviles en tonos claros, con arcos y escaleras, ofreciendo como elementos escénicos señalables un faro en el primer acto y una gran cama, con un gran espejo por encima, para el último. El vestuario de época lleva la firma de Lorenzo Caprile y resulta lo más conseguido de la producción, ofreciendo un atractivo vestuario para Otello y Desdémona y bastante colorista en lo que se refiere al coro y figurantes. La iluminación de Bogumil Palewicz resulta bastante rutinaria.

Por donde Ignacio García decepciona es en la pura dirección escénica,, limitándose a narrar la trama sin ofrecer nada especial, salvo el duelo de Cassio y Roderigo al arrancar en cuarto acto. La dirección de actores no ofrece nada digno de mención y la dirección de masas es totalmente inexistente. El coro – aparte del vestuario – actúa como si de una versión de concierto se tratara. Comprendo que no es fácil mover al Coro de Ópera de Bilbao, pero algo más que esto hemos visto en el pasado.

OTELLO. ABAO.2015-001

La dirección musical estuvo en manos de Riccardo Frizza, que volvía a Bilbao tras su Luisa Miller de hace más de 3 años. Su lectura fue más eficaz que brillante, sacando adelante la ópera sin accidentes de ningún tipo y acompañando bien a los cantantes. Para mi gusto se quedó un tanto corto de energía en el primer acto, resultando más convincente su dirección en los dos últimos, especialmente en el tercero, La Orquesta Sinfónica de Bilbao estuvo a su nivel habitual, cuando actúa el foso del Euskalduna, es decir más bien pasó sin pena ni gloria. El Coro de Ópera de Bilbao funcionó bien,
aunque faltó fuerza y brillantez en la escena fundamental que cierra el tercer acto.

Otello fue interpretado por el tenor italiano Marco Berti. Todos los aficionados conocen las especiales dificultades que ofrece este personaje verdiano, como conocen también que nunca han existido muchos brillantes intérpretes de Otello. Estamos ante un personaje que requiere un auténtico tenor dramático con un centro muy poderoso, al que se añaden unas exigencias de expresividad que están al alcance de muy pocos cantantes. Marco Berti tiene voz suficiente para hacer frente al personaje de Otello, aunque a su centro le falta espesor, pero se queda corto como intérprete, ofreciendo un Otello un tanto monótono e incluso aburrido. Su Esultate no fue particularmente brillante, resultando poco convincente en el dúo con Desdémona que cierra el primer acto. Tuvo dificultades en Ora è per sempre addio, resolviendo mejor el dúo con Iago Si, pel ciel marmoreo giuro. Lo mejor de toda su actuación fue el tercer acto, en el que ofreció lo más brillante y convincente de toda su actuación, cumpliendo sin mucha brillantez en el último acto. En resumen, un Otello más que aceptable en términos vocales, aunque insuficiente como auténtico artista.

OTELLO. ABAO.2015-002Lianna Haroutounian y MarcoBerti

La soprano armenia Lianna Haroutounian fue una buena intérprete de Desdémona, que daba sentido a sus frases en los dúos con Otello, lo que generalmente no era el caso de su colega de reparto. Debo decir que esperaba más de ella en su gran escena del cuarto acto, quedando corta de emoción su interpretación de la Canción del Sauce y el Ave Maria. No lo hizo mal, pero esperaba mayores dosis de emoción en ese auténtico regalo que ofrece Verdi a una soprano lírica, como es su caso.

Juan Jesús Rodríguez fue el intérprete de Iago y el resultado de su actuación se puede considerar positivo, aunque no sea un intérprete especialmente destacado. No hay duda de que la voz del barítono onubense es muy adecuada para cantar Verdi y no hay pegas en ese sentido. Posiblemente, sea Iago el barítono verdiano más exigente desde el punto de vista puramente interpretativo. Hace falta una voz adecuada, como en tantos otros barítonos verdianos, pero hay enormes exigencias interpretativas, que requieren un cantante capaz de transmitir toda la maldad del personaje y de utilizar toda la gama de matices que solamente los grandes artistas pueden hacer. La interpretación de Juan Jesús Rodríguez fue buena, pero me quedó un tanto corto como artista.

Jon Plazaola fue un intachable Cassio. La voz de este tenor es más bien reducida, pero está perfectamente emitida y eso hace que corra sin problemas por la caverna del Euskalduna, lo que no ocurre con otras voces de mayor tamaño que la suya.

OTELLO. ABAO.2015-003

Juan Jesús Rodríguez y Jon Plazaola

En cuanto a los personajes secundarios, María José Suárez me resultó pococonvincente en términos vocales como Emilia, bastante apretada por arriba. Cumplió bien Vicenç Esteve en Roderigo, así como Federico Sacchi como Montano. David Aguayo fue un sonoro Heraldo.

El Euskalduna ofrecía una entrada algo superior al 80 % de su aforo, con los huecos más evidentes en las localidades más altas. El público se mostró cálido con los cantantes en los saludos finales, sin excesivo entusiasmo.

La representación comenzó puntualmente y tuvo una duración total de 2 horas y 52 minutos, incluyendo un intermedio. Duración musical de 2 horas y 23 minutos. Seis minutos de aplausos.

El precio de la localidad más cara era de 214 euros, mientras que la más barata (¿) costaba 89 euros. José M. Irurzun

Fotos: Moreno Esquibel.

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