EXTRAORDINARIO PERIANES
EXTRAORDINARIO PERIANES
Edvard Grieg escribió su Concierto para piano en La menor op.16 en 1868. Y un año antes abrió su primer álbum de Piezas líricas para piano solo, la Op.12. Habida cuenta de que tras este primer cuaderno llegaron nueve más (los que incluyen las Opp. 38, 43, 47, 54, 57, 62, 65, 68 y 71, con un total de 66 piezas) el presente disco supone un importante repaso: música para piano escrita por su autor entre 1867 y 1901. Toda una vida.
La falta de conectividad con la mayor parte de las versiones del Concierto que he escuchado en mi vida quizá pueda deberse al altísimo contenido romántico de la obra, es decir, a que por ser una música en la que los contrastes entre lo lírico y contemplativo y lo fogoso y pasional es tan brutal, casi todos los pianistas de los que he tenido noticia, por unas razones u otras y en grabaciones de estudio o de concierto, se me han quedado cortos. Recuerdo cómo pianistas de la talla de Lipatti, Rubinstein o Gieseking confunden lirismo con linealidad y pesadez; o cómo un Perahia, un Benedetti-Michelangeli, un Katchen, un Cziffra, un Lupu o hasta incluso el mismísimo Solomon no acaban de despegar el vuelo en sus interpretaciones. ¿No hay ninguno que realmente me convenza? Pues hay dos, o incluso tres, que, planteando el asunto de maneras muy distintas, obtienen en sus grabaciones resultados satisfactorios. En primer lugar, y desde un punto de vista musical en sentido estricto, para mí el gran intérprete de esta obra ha sido Claudio Arrau. Que sin embargo puede no convencer a más de uno por exceso de lirismo Una versión que desde el punto de vista pianístico me parece soberbia es la de Krystian Zimerman. Y de entre las más modernas, hay una que me parece interesante, la de Leif Ove Andsnes. ¿Qué aporta a todo esto Javier Perianes?
Se la escuché en vivo el año pasado, con la misma orquesta y director. Y salí entusiasmado del concierto. Con la del disco, con la que se lleva poco tiempo, me ha sucedido lo mismo, esta vez en mi casa, más cómodamente instalado. Para mí se trata de una interpretación que equilibra los polos expresivos de la obra con criterio, gusto y una maestría pianística en la que Perianes está cada vez más asentado. La gran virtud de su interpretación es acertar en cada momento con el punto justo de fiereza y delicadeza adecuado, al cabo los extremos que definen una música como la del primer Grieg. Las respuestas sonoras, además, son las justas (precioso el sonido de Perianes), tanto en el piano como en la excelente dirección de Sakari Oramo. Por todo ello, diría que de las versiones modernas en disco, es de las mejores y más completas.
Perianes ha hecho una selección de Piezas Líricas en la que ha mirado hacia ocho de los diez cuadernos, de los que ha escogido 12 piezas. Como Gilels (20 piezas), Gavrilov (24) y Andsnes (24) en su momento (años 1974, 1993 y 2002, versiones muy distintas pero de muchísima calidad) no se ha planteado una integral. Es buena idea, pues no todas las piezas tienen el mismo interés. Hay ciclos completos en Naxos (con los pianistas Einer Steen-Nokleberg y Marian Lapsansky), RCA (Gerard Oppitz) y BIS, por si a algún curioso le diera la vena, pero es mejor centrarse, como ha hecho él. Naturalmente hay muchas coincidencias en la elección con los tres antes mencionados, y desde luego la comparación supone un apasionante ejercicio de bien y buen escuchar. ¿Qué se puede decir de la idea que tiene el onubense de esta a pesar de todo poco escuchada música?
Sin recovecos ni medias tintas: a mi entender se trata de una soberbia interpretación y un ejercicio pianístico de bandera. Perianes nos aproxima hasta el último rincón de estas pequeñas a veces grandísimas piezas; una música absolutamente multicolor que destella dolor o alegría, soledad o melancolía, introversión o luz, pasando de un sentimiento a otro como si la vida misma fuera no otra cosa que una gran suma de pequeñas vivencias. Y Perianes nos entrega todo ello con precisión, hermosura y una madurez pianística -¡musical!- impropia en una persona tan joven. Y hay una cosa curiosa: las mejores versiones son las de las mejores piezas. Esto solo suele suceder con los pianistas que están de vuelta. Creo que no es el caso de Perianes, al que me parece le falta dar todavía lo mejor de sí mismo, a pesar de que cada uno de sus nuevos regalos discográficos son impagables lujos. Es una verdadera pena que el mercado de discos esté como está; este señor en otros tiempos hubiera sido el rey de la tribu. Por eso mi recomendación adquiere mayor sentido si cabe: rodeado de tantísima mediocridad o, en el mejor de los casos, experimentos para ´atraer a nuevos aficionados´ y demás zarandajas propias de la incultura galopante con la que nos ha tocado lidiar, una demostración de autenticidad como estos trabajos se agradece el triple. Pedro González Mira
GRIEG: Concierto para piano y orquesta. Piezas Líricas. Javier Perianes, piano. BBC Symphony Orchestra/Sakari Oramo. Harmonia Mundi.
Últimos comentarios