Narciso: brillante espectáculo en Valencia
NARCISO (D. SCARLATTI)
Teatro Vicente Martín y Soler de Valencia. 31 Mayo 2015.
Hacía tiempo que tenía ganas de ver una representación de ópera de las que organiza el Palau de Les Arts con los alumnos del Centro de Perfeccionamiento Plácido Domingo. Por fin se ha presentado la oportunidad con esta ópera de Doménico Scarlatti, que de hecho pone fin a la temporada de ópera en Valencia,
Doménico Scarlatti (Nápoles 1685- Madrid 1757) es un compositor más conocido por sus obras de cámara que por sus óperas, género al que dedicó atención en sus primeros años. Fue hijo de Alessandro Scarlatti y su vida se desarrolló en gran parte en España. No hay que olvidar que Nápoles formaba entonces parte de la Corona de los Borbones y él llegó a Madrid de la mano de Teresa de Braganza, de la que fue profesor de música en Portugarl.
Como digo, Domenico Scarlatti escribió unas diez óperas, la mayor parte de ellas en su estancia en Roma, donde trabajó en el palacio y corte de Casimira, la exiliada Reina de Polonia. Entre estas óperas está Narciso, que se basa en la obra de Ovidio y sigue lejanamente las andanzas del personaje mitológico de Narciso y sus amores con la ninfa Eco, aunque aquí llegamos a un final feliz. El argumento de la ópera es tan complicado como suele ocurrir en tanta óperas barrocas y la verdad es que tampoco tiene un gran interés. Musicalmente, es una ópera en tres actos, en la que la calidad es notablemente mejor en los dos últimos que en el primero, contando con arias muy elaboradas y que permiten el lucimiento de los cantantes.
La producción escénica se debe a Davide Livermore, el actual intendente y director artístico del Palau de Les Arts, y es una coproducción con el Festival de Música Antigua de Innsbruck, donde se estrenó el verano pasado. El trabajo escénico de Livermore es de una gran imaginación, trayendo la acción a los años 20 en un supuesto Hotel Arkadia, réplica del Gran Hotel de Budapest, muy famoso a través del cine. La escenografía es única en un salón con ascensores por donde entran y salen los cantantes ofreciendo a los lados ventanales, en los que se proyectan imágenes alusivas a la trama. La mencionada y atractiva escenografía es también obra de Davide Livermore. Cuenta la producción con un atractivo vestuario de Mariana Fracasso y un buen juego de iluminación por parte de Antonio Castro.
Independientemente de que la transposición de época retuerza una tanto las cosas, la verdad es que la dirección escénica de Davide Livermore es magnifica, sacando un estupendo partido de los 5 jóvenes solistas, que parecen avezados actores en escena, a los lo que se añaden dos personajes mudos (Amor 1 y 2), que son un auténtico hallazgo. El principal mérito de Livermore es dar una gran agilidad a la escena, fundamental en estas óperas barrocas, resultado un espectáculo brillante y divertido.
Federico Maria Sardelli estuvo al frente de la dirección musical y nos ofreció una lectura muy adecuada de esta ópera, que requiere un gran conocedor del estilo barroco, lo que Sardelli es sin ninguna duda. Francamente buena la prestación de la Orquesta de la Comunitat Valenciana, que sigue siendo auténtico baluarte de calidad en Valencia.
Los 5 solistas eran todos ellos alumnos del Centro de Perfeccionamiento Plácido Domingo y hay que destacar en todos ellos, sin excepción, unas magníficas aptitudes escénicas, poco habituales en tan jóvenes artistas, y unas dotes de expresividad más que notables. Se nota que la ópera ha sido muy trabajada y los resultados están a la vista.
Cosa distinta es la calidad de las voces, que no eran extraordinarias en ninguno de los casos, pero tampoco ninguno de ellos desentonó.
Se trataba de la mezzo soprano italiana Cristina Alunno en la parte de Narciso, la soprano Chiara Osella como Eco, la mezzo soprano Lina Mendes como Céfalo, la soprano Federica Di Trapani como la Reina Procris y, finalmente, el tenor Valentino Buzza como Aristeo.
El reducido teatro Vicente Martín y Soler ofrecía una ocupación superior al 90 % de su aforo, habiendo notable presencia de espectadores jóvenes. Hubo muestras de satisfacción durante y al final de la representación, con bravos dedicados a los solistas, al maestro y a Davide Livermore.
La representación comenzó puntualmente y tuvo una duración de 2 horas y 50 minutos, incluyendo dos intermedios. Duración musical de 2 horas y 2 minutos. Seis minutos de aplausos.
El precio único de las localidades era de 35 euros. José M. Irurzun
Fotos: T. Baeza
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