El gran Mario
EL GRAN MARIO
Pasado mañana se cumple el centenario del nacimiento del tenor florentino Mario Del Monaco, una de las voces más importantes de la lírica de todos los tiempos, que tuvo sus momentos de gloria suprema entre los años 40 y 60 del pasado siglo, con unas 3080 funciones liricas y con un cajón discográfico que está lleno de poco más de 200 títulos (entre ellos supera el número de 20 grabaciones del ‘Otello’ de Verdi, su ópera mítica). Quienes hemos tenido la inmensa fortuna –aquí la edad manda- de escuchar su canto en vivo, incluida su despedida en la parisina Sala Pleyel, aquella voz ha sido siempre un referente indudable en el mundo del canto culto.
Del Monaco, cantó en la Quincena Musical cuatro óperas distintas todas ellas, en 1948, a la temprana edad de 33 años y en tal solo nueve días de septiembre. Ni ahora el más valiente, templado y mejor tenor del actual momento se atrevería a tal reto. El día 7 hizo el Rodolfo de ‘La Bohéme’, junto a la maravillosa Victoria de los Ángeles (una de nuestras glorias que el cainismo hispano ha sumergido en el olvido). A los dos días, el 9, interpreta a Riccardo de ‘Un Ballo in Marchera’ con la gran soprano italiana Elisabetta Barbato. Para ir calendando motores, a los 3 días, concretamente el 12, se metió entre pecho y espalda al Radames de ‘Aida’ compartiendo escenario de nuevo con la Barbato y actuando el Orfeón Donostiarra. Le debieron dejar descansar un poco, pero no mucho, ya que pasados cuatro días, el 16, subió de nuevo al escenario del Teatro Victoria Eugenia haciendo el Don José de ‘Carmen’ (“la ópera más popular del mundo entero” como preconizó por escrito Tchaikovsky en 1875), dándole la réplica de la gitana cigarrera de Triana la mezzo Amalia Pini.
Y dirán ustedes: ¿en una Quincena 4 óperas escenificadas? Pues como lo lee. Eso era la Quincena de antes. Ahora, como mucho, una en escena y otra en concierto y, eso sí, orquestas, muchas orquestas, pues los intereses son otros, como también lo son las economías y los negocios de la lírica. Quiso volver Del Mónaco a San Sebastián para la XVI edición de la Quincena Musical de 1955, a cantar su ‘Otello’ con un elenco en el que figuraba nuestro Carlos Munguía, pero suspendió su venida, como así lo comentaba el entonces crítico musical de DV, con el pseudónimo de Tristán de Easo, en la edición del día 28 de agosto. Algunas personas aún podrán decir con orgullo: “yo escuché cantar al Gran Mario en San Sebastián”. ¡Olé!
Manuel Cabrera. Diario Vasco
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