EL ESPAÑOL PEREZ FLORISTÁN GANA EL CONCURSO DE PIANO DE SANTANDER

 64 Festival Internacional de Santander / XVIII Concurso de Piano “Paloma O’Shea”

Obras de Chopin, Prokofiev, Rachmaninoff y Beethoven. Finalistas del Concurso. Orquesta Sinfónica de RTVE. Dir.: Pablo González. Palacio de Festivales de Cantabria, Santander, 3 y 4 de agosto de 2015.

Los orientales mandaban. A Santander llegaron 20 pianistas de los 203 inscritos y 96 preseleccionados en el Concurso Internacional “Paloma O’Shea”, el de mayor relieve y difusión de los que se celebran en España, con XVIII ediciones y tres décadas a las espaldas. Americanos, rusos, alemanes, españoles –tres-, italianos, ucranianos, brasileños, griegos, venezolanos y hasta de Uzbekistán. A las semifinales accedieron los tres españoles, pero dos de ellos, Albert Cano Smit y Juan Barahona, cayeron en la criba de esa fase. A las dos jornadas de las finales llegaron el tercer español (Juan Pérez Floristán), dos coreanos, dos japoneses y un chino. Es decir, Oriente barrió en candidaturas.

Cada uno de los finalistas exhibió un talante y un modo estético distinto, a pesar de las coincidencias nacionales, Kazuya Saito, de Japón, 25 años, fue “tododedos.com”, es decir dio todas las notas del “Concierto nº 3” de Prokofiev, y si la partitura hubiera tenido el doble las habría dado también: es una máquina de tocar, de virtuosismo imparable. Aparentemente más poético y soñador, con caras de arrobamiento, el otro japonés, el simpático Akihiro Sakiya, de 28 años, se enfrascó en el “Concierto nº 5, Emperador” de Beethoven, pero el artista en el fondo es frío y al borde de lo hermético. El chino Jianing Kong, 28 años, Tercer Premio, optó por el anterior Concierto de Beethoven, el 4º: su pulsación es sólida, el estilo elegante, y el fraseo encomiable, aunque en el inefable tiempo lento, magníficamente expuesto por Pablo González y la Orquesta de RTVE, la faltó intimidad para ”domar a las furias”, como Liszt decía. El coreano David Jae Weon Huh, 28 abriles, Segundo Premio, planteó el segundo “Concierto 3” de Prokofiev: sin la capacidad técnica de apisonadora del nipón Saito, pero dijo cosas muy hermosas y bien cinceladas en el tiempo central y en la segunda sección del Finale, es decir, interiorizó la pieza y en esto acertó. El otro coreano, Jinhyung Park, el benjamín de la serie, 21 años, interpretó una obra menos brillante que las otras, el “Concierto nº 1” de Chopin: lo hizo con una calma absolutamente oriental, como ajeno al público y al concurso, y recreó la obra con un sentido primigenio de la belleza, con claridad diamantina, primoroso ‘legato’, control dinámico maestro y musicalidad apabullante. A pesar de su (incomprensible) falta de galardón en Santander, tiene una gran carrera por delante.

El único español supérstite en las finales, Pérez Floristán, se alzó, por fin, como ganador, algo que no sucedía desde la victoria de Josep Colom en 1978. Floristán eligió una obran tan popular como difícil, el “Concierto nº 2” de Rachmaninoff: al pianista le puede faltar una cierta presencia para dominar de arriba abajo una obra que el compositor escribió para sí –su estatura y sus manos enormes son legendarias-, pero supo extraer todo el lirismo y la nobleza de los pentagramas, echando fuego al asador cuando hizo falta; además el intérprete comunica, contagia y lleva al público a su terreno: el acompañamiento de González y la orquesta fue fabuloso. El español ganó con todas las de la ley: ya era hora… José Luis Pérez de Arteaga