LA ONE
LA OCNE
En los últimos días del año pasado llegó una noticia alentadora: los profesores de la ONE habían acordado desconvocar la amenaza de huelga que mantenían y se felicitaban por los acuerdos a los que habían llegado con el INAEM. No es que éste vaya a ser el final de la guerra, pero sí parece un armisticio duradero.
Las batallas y trifulcas han sido constantes desde su creación en 1942 Tras las titularidades de Pérez Casas y Argenta, en una de las más brillantes etapas, llegaron cuatro oscuros años hasta el nombramiento de Frühbeck de Burgos en 1962. Su labor se prolongaría hasta 1978, trasladándose los conciertos desde el Teatro Español al Teatro Real. Le sucederían Ros Marbá (1978- 1981) y López Cobos (1984-1989), quien intervino en el diseño del Auditorio Nacional, sede de la agrupación desde 1988. Comienza aquí uno de los graves problemas de la música en la capital: el auditorio se proyecta sin sala de ensayos y la ONE tiene prioridad absoluta para ensayar en la sala principal, penalizándose a las orquestas invitadas. La situación sigue vigente con innumerables quejas. Va siendo hora de pensar en una nueva sala de conciertos o la recuperación del Palacio de la Música. Los problemas internos de la ONE se hicieron más patentes tras la salida de Frühbeck y han continuado con los citados maestros, con Ceccato (1991-1994), con el regreso del burgalés como director emérito en 1988. y con Pons (2003). Dificultades a giras, conciertos extraordinarios, grabaciones discográficas y hasta imposibilidad de retransmisiones radiofónicas, amen de varias huelgas, han dañado la imagen de una orquesta a la que, en tiempos, dirigieron Celebidache, Mehta, Abbado, Giulini o Jocchum. Tampoco algunos de los varios gerentes ayudaron y, a río revuelto, ganancia de agentes-pescadores
En el INAEM ni Tomás Marco logró enderezar la situación, aunque no por falta de esfuerzos. Con Amorós se enredó aún más y sólo con Campos, buen conocedor de la problemática musico- administrativa y con ganas de resolverla, parece que se podrán llegar a acuerdos y a definir la filosofía que debe presidir la labor de una agrupación que habría de ser la primera de la nación. Demos un nuevo voto de confianza y esperemos sea el último.
Gonzalo ALONSO
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