Susana la bella en el CNDM
Susana la bella
Nuevamente nos visita Haendel, menudo invitado. No hace nada fue en el Real, y también, como esta vez, en el Auditorio. Fueron entonces sus óperas las protagonistas, es ahora el oratorio. Ciertamente, es más potente Haendel en este género, pues vuela con más libertad a la hora de hacer hablar a sus personajes, que es lo que más le gustaba, pero sobre todo porque cuenta con uno al que generalmente da un espacio vital mayor: el coro. Y hoy en día está muy bien eso de contemplar la escena haendeliana bajo el prisma de la modernidad, pero cierto es que la mayoría de las veces no vemos más que naderías. Es mejor, puestos a tentar la suerte de que al menos lo que escuchamos nos valga, acudir al oratorio, un valor mucho más seguro para la escucha cuando la firma de autor es Haendel. Sentémonos cómodamente en la butaca y dejemos que nuestro oído trabaje. El premio está asegurado.
Otra vez se trata de una obra de Haendel por la que sus contemporáneos no sintieron especial aprecio; otra vez se trata de una obra maestra, aunque tan moderna y disgresora en su temática que quizá por ello fue tan soslayada. La historia de Susana es antigua pero parece que hubiera sido escrita anteayer. Una señora que ostenta todos los valores eróticos y espirituales que se pueda imaginar es chantajeada por dos viejos verdes para conseguir sus favores sexuales. Ella no se deja, y naturalmente la sociedad bienpensante a la que pertenecen las libidinosas pre-encarnaciones de los dos ´albericos´, la condena. Pero no cuentan con que la fuerza de la sabiduría joven de un simple niño (¿otra pre-reencarnación, un Parsifal a escala?) pueda ponerlo todo patas arriba. Pues sí, y los ancianos son castigados y la bella repueta al altar del que nunca debería haber descendido. Este es el material temático, y claro, Haendel se da con él un festín; le da para hablar, para que sus personajes se expresen desde su interior. Y para que la voz suprema y totalizadora del coro, dicte. Una maravilla musical.
Para este guateque musical, el CNDM (Centro Nacional de Difusión Musical) cuenta con la Wiener Akademie, con su creador Martin Haselböck al frente, y un grupo de cantantes de acreditada calidad. Quiero esperar y espero que al señor Haselböck no le entre un ataque de fundamentalismo organológico –como le sucede algunas veces- , y entienda que el cosmopolitismo de esta música está en su frescura y su sencillez. Puede ser, así, un gran concierto, que desde luego a priori hay que recomendar. Pedro González Mira.
HAENDEL: Susanna. Sophie Karthäuser, Marie-Sophie Pollak, Carlos Mena, Alois Mühlbhacher, Paul Schweinester, Levente Páll. Wiener Akademie. Dir.: Martin Haselböck. Lunes 14, 19.30. Entre 15 y 40 €.
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