“Edgar”, interesante anticipo pucciniano
Temporada de la RTVE
“Edgar”, interesante anticipo pucciniano
“Edgar” de Puccini. Carmen Solís, Inés Moraleda, Marcello Giordani, Josep Miquel Ramón, Carmelo Cordón. Pequeños Cantores de la Comunidad de Madrid. Orquesta Sinfónica y Coro de la RTVE. Miguel Ángel Gómez-Martínez, director. Teatro Monumental. Madrid, 6 de octubre de 2016.
Inició su temporada la RTVE con la nueva titularidad musical de Miguel Ángel Gómez-Martínez, a quien sin duda se debe la elección de su primer programa: “Edgar” de Puccini, naturalmente en forma de concierto. El crítico no puede menos de hacer constar la tristeza que le embargó al ver muchas butacas vacías en el teatro, a pesar del atractivo pucciniano y del elenco de artistas anunciado, del que a última hora se cayó por un catarro María José Montiel. Parece evidente que la gerencia de RTVE ha de desarrollar los máximos esfuerzos imaginativos para atraer más al público, incluso diría que a otros públicos. Es necesario incorporar a la gente joven. Tampoco debería ser tan difícil, a pesar del hándicap de un local fuera de los circuitos musicales que precisa un gran lavado de cara.
Es positivo que los ciclos sinfónicos incluyan óperas. Les viene bien a orquestas y coros y atraen al público a escuchar títulos en concierto por mucho menos dinero de lo que cuestan en teatros. “Edgar”, la segunda ópera de Puccini, no es una de sus mejores partituras pero podría escucharse más de lo poco que se hace, pues contiene muchos de los gérmenes que le llevarían al estrellato y, por momentos, ya nos suena a “Boheme”, aunque también a otros autores de su época. Así el aria del tenor “O soave visión” discurre muy paralela al “Dispar visión” de Massenet, como acertadamente apunta Arturo Reverter en sus siempre doctas notas al programa. Hay que compartir casi plenamente la opinión de Verdi cuando la escuchó, poco antes de estrenar su “Falstaff”, “predomina el elemento sinfónico y hay que tener cuidado con ello, porque una sinfonía es una sinfonía y una ópera una ópera”. Pero es que se entraba en otro mundo musical y Puccini era uno de los que abrían puertas.
Miguel Ángel Gómez Martínez dirigió con total convicción y entrega. Es un gran experto en los fosos y siempre se nota. Lectura muy viva que precisamente busco resaltar, quizá hasta un punto exagerado, ese contenido sinfónico, logrando que se luciesen orquesta y coro. Un poco más difícil lo tuvieron los cantantes, con ambos conjuntos detrás de ellos, y especialmente Inés Moraleda, una mezzo demasiado lírica para Tigrana que ya bastante hizo con aceptar horas antes un papel que casi nadie tiene en repertorio. La voz de Marcello Giordani ha perdido calidad y proyección en el centro, pero conserva un registro alto seguro y de proyección impactante. Lus abundantes “si bemoles” causaron sensación. Nos gustaría escuchar con mayor asiduidad a Carmen Solís quien, sin una voz de belleza excepcional, proyecta, es musical, canta con gusto exquisito y matiza. ¿Por qué nuestros teatros cuentan tan poco con ella? Otra más de las cosas incomprensibles. Josep Miquel Ramón aportó lirismo a Frank y Carmelo Cordón cumplió como Gualtiero. Gran ovación final, especialmente para soprano, tenor y director de un público que disfrutó con una obra que desconocía y le sorprendió. Gonzalo Alonso
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