Orografía sonora
Orografía sonora
Este es el título de la obra de Francisco Martín Quintero, que mereció el Premio Reina Sofía de 2016 y que se estrenó en el Teatro Monumental. Como desde hace ya treinta y tres años, corrió a cargo de la Orquesta Sinfónica de la RTVE, en esta ocasión con su titular, Miguel Ángel Gómez Martínez. El maestro granadino ya tuvo ocasión de dirigir tres anteriores premios, siendo el primero de ellos el otorgado a Claudio Prieto en 1984.
Esta vez el jurado estuvo presidido por Benjamin Davies y en él participaron Juan Cruz Guevara, Massimo Botter, Miquel Oliu y Jesús Rueda. El onubense Martín Quintero estudió con Vicente Sanchís, Manuel Castillo y David Padrós, recibiendo también influencias de J. Mª Sánchez-Verdú, Mauricio Sotelo y especialmente J. Manuel López López. En 2009 compuso “Trazos en el aire” por encargo del Auditorio Nacional. Entre las características estilísticas que él mismo resalta figuran las conexiones entre literatura y música, que le ayudan a aportar imaginación y emoción a su obra.
Esta “Orografía sonora” fue compuesta en 2011 y presentada tanto a la Fundación BBVA como al propio Premio Reina Sofía, sin conseguir sus galardones. Posteriormente fue revisada y vuelta a presentar al concurso. Su plantilla alcanza casi el centenar de atriles, con maderas a tres, 4 trompas, tres trombones, tuba, 3 trompetas, arpa, piano, celesta, mucha percusión y amplia cuerda. Considera necesaria esta amplísima plantilla para lo que es su estética, para dotar de densidad en textura y armonía a su sonidos, para que el divisi de la cuerda sea suficiente como para que se escuche todo. Un par de cuentos de Marguerite Yourcenar le han servido de inspiración programática a lo largo de los escasos doce minutos que dura la pieza. El maestro Gómez Martínez declaró que se trata de “un trabajo importante, hecho muy a conciencia por un compositor que escribe lo que quiere oír y lo escribe claro”.
Todo ello queda a la opinión del oyente y a su imaginación. Así quizá el sonido de campanas a muerto permita suponer su conexión con el cuanto “La muerte de Marko Kralievitch” de Yourcenac, pero probablemente fue mucho pedir al público habitual del Monumental, que recibió la obra con bastante frialdad tras haber escuchado previamente la “Rapsodia española” de Ravel, obra programada para aprovechar la plantilla del premio y que esperaba a continuación el “Requiem” de Mozart.
En torno a este estreno surgen muchas preguntas. ¿Qué razón hay para que prácticamente ninguna de las obras premiadas alcancen los cincuenta minutos de la duración habitual de una sinfonía? ¿Por qué la RTVE se empeña en seguir en un local, sí de buena acústica, pero alejado de los circuitos, sin un aparcamiento en las inmediaciones, con unas instalaciones caducas y, sobre todo, con unas limitaciones estructurales que imposibilitan su adecuado funcionamiento como sala sinfónica? ¿Cómo renovar y ampliar el público de la orquesta?… Gonzalo Alonso
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