XIV Liceo de Cámara
Imperturbable perfección
Obras de Mozart y Bartok. Cuarteto Alban Berg. Auditorio Nacional. Madrid, 9 y 11 de mayo.
Cada vez que uno se acerca a la buena música de cámara se promete así mismo frecuentar menos la sala sinfónica y acudir más a la pequeña. Claro que no siempre se puede disfrutar del nivel que imprime el Cuarteto Alban Berg. Estoy absolutamente convencido que si el público tuviese más oportunidad de escuchar conciertos como el ahora comentado, la música de cámara no padecería la crisis que internacionalmente padece. Afortunadamente España, o mejor decir Madrid, es una excepción gracias a los estupendos oficios de los ciclos del Ministerio de Cultura y, muy especialmente, de la Fundación Caja de Madrid. La labor realizada por Antonio Moral, discutible en otros aspectos, es impagable en este sentido.
Madrid ha tenido la fortuna de escuchar al Alban Berg en varios conciertos a lo largo de la presente temporada. En esta ocasión con sendas citas para cuatro cuartetos de Mozart – n.15, 20, 18 y 23- y dos de Bartok –n.6 y 4-. Hay ocasiones en que la mejor crítica ha de ser brevísima, porque sólo se puede decir que no es posible hacerlo mejor, que con artistas como ellos cobra el intérprete su máximo significado de enlace entre el creador y el público. Y todos los presentes sentímos a Mozart y a Bartok como algo vivo y nuestro.
A los poco compases ya no teníamos ojos para observar como Günther Pichler, Gerhard Schulz y Valentin Erben creaban música con sus instrumentos con la mirada imperturbablemente fija en sus partituras, mientras Isabel Charisius tocaba siguiendo con sus ojos a unos y otros y con una sonrisa de placer en la boca. La misma sonrisa de placer de todos nosotros al terminar. Gonzalo ALONSO