Perianes: sutilezas vienesas e hispanas
Perianes: sutilezas vienesas e hispanas
Obras de Schubert, Falla, Granados y Albéniz. Javier Perianes, piano. Grandes Intérpretes Fundación Scherzo. Auditorio Nacional, 29 de marzo de 2017.
Nos hemos vuelto a reencontrar con el arte sutil de este pianista, que nos ha ofrecido un muy hermoso y bien construido programa en el que han brillado esas tan reconocibles cualidades que son sus señas de identidad como la facilidad para otorgar al sonido de cada nota una densidad variable y establecer así una diferenciación de dinámicas que permite proporcionar un colorido o unos claroscuros más apreciables en determinados pasajes en orden a la consecución de unas interpretaciones muy calibradas. Es cierto que ese toque fino, ese miedo a forzar la máquina puede dejarnos den determinados momentos un poco a medio camino, aunque nos embebamos en la magia del sonido y de la frase etérea y nos sintamos prendados, por ejemplo, de ese ingrávido inicio del “Allegro moderato” de la Sonata D 664 de Schubert, en el que Perianes dibujó con maestría el tema tan vienés, consiguiendo desde tal instante ese “lirismo en estado puro” del que hablaba Einstein.
Clima ideal en las corcheas repetidas de ese lied sin palabras que es el “Andante”, tan emparentado con La muerte y la doncella e ideal ligereza en el 6/8 del “Allegro”. En la primera de las “Tres Piezas” del músico austriaco asomó de pronto la angustia a través de un inesperado temblor, que reapareció en la segunda pieza. Más gozosa la tercera, de gracioso sabor danzable. La sonoridad, tan calibrada y tenue del pianista brilló, convenientemente matizada, en las cuatro composiciones que iniciaban la segunda parte –Le tombeau Debussy de Falla, Soirée dans Grenade, Puerta del vino y Sérénade interrompue de Debussy-, en las que lo francés, con su toque impresionista, se da la mano con lo sutilmente hispánico y en las que nos mecimos en los variados aires de habanera, y con la reciedumbre del “Albaicín” de Iberia de Albéniz, cuya copla fue magnífica y nostálgicamente cantada. Para rematar, la transcripción de la suite de El amor brujo de Falla, cuajada de bellos efectos tímbricos, cerrada con una brillante y nada desbocada Danza ritual del fuego. Lástima que la sala estuviera poco más que mediada. Arturo Reverter
Estuve en el citado concierto de Perianes y he de decir que la primera parte dedicada a Schubert me encantó. No tanto la segunda: el impresionismo de Debussy quedó magníficamente reflejado. incluso Falla, pero Albéniz y su Albaicín me parecieron completamente afrancesados y eso no es porque busque un ·”agitanamiento” en su interpretación, sino porque no hay que hacerse nacionalista para interpretar “a la andaluza” una pieza tan significativa.