ORTVE: el extrovertido mundo de Pehlivanian

Obras de O. Respighi y G. Rossini. Mariukka Tepponen (soprano), Nancy Fabiola Herrera (mezzosoprano), Mario Zeffiri (tenor) y Andrea Concetti (bajo). Orquesta Sinfónica y Coro de RTVE. Directores del coro: Javier Corcuera. Director musical: George Pehlivanian. Teatro Monumental, Madrid. 31-III-2017
La nueva cita con George Pehlivanian, director muy apreciado por tierras madrileñas, hacía paradas en dos obras que mantienen en común suntuosas orquestaciones y un cierto sentido de la ampulosidad: la Rossiniana de Ottorino Respighi y el Stabat Mater de Gioacchino Rossini. La primera es una obra interesante para cualquier agrupación sinfónica que pretenda reivindicarse, con mucho gusto por el matiz y momentos decibélicos que exigen fuerza y volumen contrastados. Basada en los Cuadernos de vejez de Rossini, la mezcla entre lo démodé del material original y la influencia de Rimskij-Korsakov en cuanto al trabajo de orquestación convierten a la obra en un testigo interesante de la Europa de entreguerras. Aquí la química entre el maestro de origen libanés y la ORTVE fue evidente, dejándose llevar los músicos por esa forma contagiosa de entusiasmo en la dirección que hace sumar siempre un punto más de intensidad de lo que marca la partitura. Lectura extrovertida y lírica en momentos con buenas intervenciones del viento-metal y una propuesta muy interesante en la planificación dinámica de los movimientos.

Para el Stabat Mater se contó con un cuarteto vocal de rendimiento dispar que se situó tras la orquesta, una decisión lógica sobre el papel en obras sacras pero que dificulta la escucha cuando las partituras se mueven por territorios fronterizos como es el caso. Mario Zeffiri posee un fraseo de tenor típicamente rossiniano, con agilidad y emisión fácil aunque ya ha perdido mucho esmalte en el sobreagudo y abusa de los portamenti en los saltos menos obvios. Mariukka Tepponen fue la más sólida del reparto, con un timbre atractivo y muy ajustada al estilo. Buenos números de conjunto de Nancy Fabiola Herrera y más gris la aportación de Andrea Concetti, que mantuvo una línea de canto discreta y algo rocosa.

A pesar de las irregularidades de la obra, patentes en muchos momentos corales, Pehlivanian se mantuvo fiel a su idea de la música rossiniana: proyección sonora poco o nada contenida y apostando por la extroversión como principal valor. Eso no significa que obviara momentos dolorosos, pero se enfocaron lejos de la intimidad para centrarse en su vertiente lírica, como ocurrió en el Inflammatus et accensus. Buena actuación del coro sin llegar a la redondez completa, a cuenta de algunos desajustes de empaste en las complicadas intervenciones sin orquesta que se encuentran diseminadas por la partitura. Ovaciones y muchos aplausos para un Stabat Mater especialmente luminoso. Mario Muñoz Carrasco