Premios líricos
Premios líricos
Oviedo se ha apuntado un importante tanto. Por ahora más que nada mediático, los buenos criterios empleados en temas claves hacen presagiar que pueden llegar a convertirse en una referencia, como en su día sucediera con los Premios Príncipe de Asturias, aunque su alcance sea obviamente mucho más limitado por circunscribirse a trabajos realizados en territorio español.
Una fundación con sede en Oviedo -ciudad con tantos recuerdos operísticos en su memoria- se encarga de la gestión de los Premios Líricos Teatro Campoamor, que distinguen a los mejores protagonistas, nativos o foráneos, de la vida lírica española en el año previo. Sus doce mil euros de dotación económica para cada categoría lo hacen atractivo, pero quizá su mayor gancho sea el que vengan concedidos por la crítica musical. Me consta que algunos de los galardonados en esta primera edición se han sentido muy satisfechos por ello, alguno incluso sorprendido de ser tan querido por los críticos. Es también fundamental la amplia gama de categorías: dirección musical (Alberto Zedda), dirección de escena (Emilio Sagi), nueva producción (“Orfeo” de Sartorio, por Pier Luigi Pizzi), cantante de ópera masculino (José Bros) y femenino (Waltraud Meier), cantante revelación (José Manuel Zapata), cantante de zarzuela (Milagros Martín), actor de zarzuela (Luis Varela), premio especial a toda una carrera (Montserrat Caballé) y premio especial a una institución (Concurso de Canto Francisco Viñas).
Casi todos ellos recogerán hoy personalmente su distinción en la gala diseñada por Emilio Sagi. No es baladí, porque estos premios nacen necesariamente con la obligación de premiar pero también premiarse. Inés Argüelles ha realizado un buen trabajo. Ahora a pensar en categorías adicionales para la próxima edición. Quizá las correspondientes a esas profesiones a las que el Real homenajea en su exposición “Tras el telón”, mejor artículo de información o incluso mejor artículo de crítica. Claro que una cosa es haber reunido al “mester de criticalia” y otra que incluso nos pusieramos de acuerdo en nuestras propias tareas.
Gonzalo ALONSO
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