Fabuloso, Quiroga

Este es, salvo error, el quinto disco del Cuarteto Quiroga. Insiste la  agrupación española en seguir estando en un mercado cada vez más problemático, y lo hace con una encomiable fe. Porque, como en ocasiones anteriores, tras el producto hay más cosas. Lo que es de agradecer, pues hacer un disco en los tiempos que corren poco tiene que ver con las (pocas) exigencias que en el pasado se requerían para entrar en el mercado de las grabaciones: sencillamente se tocaba algo, se grababa  y a correr. Hoy en día hay que pensarse las cosas más; un disco debe de tener un proyecto tras su andadura; debe contar alguna historia; debe de dar razones para su propia existencia. Como el que se presenta ahora, sin ir más lejos.

Su título es revelador: Terra. Parece que nos quiera decir: música apegada a la tierra, a su tierra en concreto. Y esto que adivinamos,  lo comprobamos rápidamente al testear el repertorio que incluye. Músicas de un nacionalismo especialmente apegado a su tierra, porque parten de su folclore. El segundo violín del grupo, Cibrán Sierra, nos explica todo esto en su artículo de la carpetilla. Hay que ver lo bien que lo hace; si no tocara tan bien su instrumento, si no fuera tan buen músico, debería cambiarse de profesión. Su artículo es magnífico, pero crítico con determinados clichés que suelen acompañar a la música que nace de inspiraciones temáticas folclóricas. Comparto lo que dice, pero no lo voy a repetir ahora; prefiero hablar de otras razones por las que hay que correr a comprar este disco.

La primera tiene que con el repertorio escogido. Por supuesto, nada nuevo que añadir a esa maravilla del correr de los tiempos que es la serie de los cuartetos de Bartók. Y concretamente de este segundo, cuyo movimiento lento casi acaba con nosotros, cuando ya queda poco de nosotros después de haber escuchado el prodigioso Allegro molto capriccioso. Una experiencia única. El primero de Ginastera compite con lo inalcanzable; pero en la igualmente  prodigiosa rítmica de sus movimientos extremos, cuela un Calmo e poético que tampoco anda manco. Los Tientos de Rodolfo Halffter, por su parte, es música de similares intenciones que las anteriores, pero inscritas en un universo sonoro radicalmente diferente. Mi recomendación es escuchar el disco y, después, volver a escucharlo, pero de atrás a delante: en Halffter hay mucho fundamento, y solo un breve respiro (séptimo tiento), y escuchar una música así después del tifón Bartók y el huracán Ginastera presenta problemas; puede, incluso, llevarnos a conclusiones precipitadas.

Pero en fin, lo más sorprendente del disco no es lo dicho hasta aquí, sino las versiones que nos han permitido hacer tal discurso. No me extenderé mucho más, solo diré que los Quiroga están creciendo a una velocidad formidable. Y me da la impresión de que lo están haciendo tanto individualmente  como en grupo. Sus interpretaciones en esta grabación son sencillamente prodigiosas. Suenan increíblemente bien, y son un manantial de música desde el primer segundo. Y sin menospreciar a Ginastera y Halffter, me parece que en la mejor música de este disco es donde más se nota. Ya sé que lo que voy a decir es un tópico, que los críticos siempre andamos con estas cosas, pero no me voy a privar de decirlo: ¿Para cuándo la serie completa de los Bartók por el Quiroga? Sería histórico que un cuarteto español de nuestro tiempo escalara tal cima. Pedro González Mira

BARTÓK: Cuarteto núm.2. GINASTERA: Cuarteto núm.1. RODOLFO HALFFTER: Ocho Tientos para cuarteto de cuerda. Cuarteto Quiroga. COBRA, 0059.