Festival de Stresa, músicas junto al lago
Festival de Stresa, músicas junto al lago
Conciertos de Teodoro Anzellotti (fisarmónica), Accademia del Piacere y Arcángel y Sinfónica de Londres con Gianandrea Noseda. Festival de Stresa, Italia. 1, 2 y 3 de septiembre de 2017.
Este Festival, de 53 años de antigüedad, que goza de la presencia española, se desarrolla a orillas del Lago Maggiore, con Stresa como centro de operaciones.
En el histórico Castillo del siglo XIII de Rocca Borromeo de Angera se desarrolló el concierto de Teodoro Anzellotti, un artífice de la fisarmónica, hermano directo del acordeón cuyos pequeños botones abarcan una interválica equivalente a la del piano moderno. Serio y severo, el artista supo crear un clima espiritual y acogedor, sorprendentemente unido al austero marco.
Escuchamos el concentrado Tombeau a la muerte de Monsieur Blancheroche de Forberger, cinco obras dedicadas a Anzellotti de Vassena, Hosokawa, Schöllhorn, Dayer y Berio (“Sequenza nº XIII”, “Chanson”, improvisación cuajada de resplandores y súbitas aceleraciones). Las posibilidades del instrumento y el arte consumado de su muñidor acabaron de definirse con las transcripciones de seis Piezas para clavecín de Rameau y seis Danzas rumanas de Bartók.
El concierto de Arcángel y la Accademia del Piacere en el moderno auditorio de Verbania –con un programa muy rodado titulado “Conquistas y diálogo”- nos hizo ver los lazos entre músicas coloniales de ida y vuelta y el flamenco, todo sutilmente entremezclado y servido por intérpretes muy dotados, como el cantaor onubense, capaz de extraer lo más jondo de sus largos y agudos melismas, envueltos en el duende que la ocasión demandaba y conectados con pentagramas de otro signo en busca de la unidad superior.
Fusión de instrumentos barrocos (guitarra, 3 violas de gamba, 1 violón), la guitarra flamenca de Miguel Angel Cortés y las virtuosas percusiones de Agustin Diassera. Junto a ellos la luz penetrante de la voz de la soprano Mariví Blasco y la participación de la dramática bailaora Patricia Guerrero. Fahmi Alqhai supo aunar, concertar y ritmar todo el complejo mestizaje.
La conjuntada y resplandeciente Sinfónica de Londres, dirigida por el apasionado pero preciso Gianandrea Noseda, ofreció, en el algo desangelado Palacio de Convenciones, un atento acompañamiento a la temperamental y, no obstante, minuciosa en las frases más delicadas, Khatia Buniatishvili, que supo decir con propiedad las extensas cantinelas del Concierto nº 2 de Rachmaninov.
La sesión se cerró con una recreación fulgurante y turbulenta de la Cuarta Sinfonía de Chaikovski, en la que Noseda, con momentos ligeramente borrosos, supo también desplegar su reconocido instinto musical para lograr momentos de exquisita expresividad. Arturo Reverter
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