Ciclo Cantigas de Outono: el lied sentimental
Ciclo Cantigas de Outono: el lied sentimental
Ciclo Cantigas de Outono. Anna Lucia Richter y Georg Nigl: Wolf. Graziela Valceva-Fierro: canciones rusas. Santiago de Compostela, Teatro Principal. 25 y 26-IX-2017
Nos hacemos eco en estas líneas de la iniciativa de la Asociación de Amigos de la Ópera de Santiago de Compostela, que, con el apoyo y financiación del Ayuntamiento de la ciudad y de la Diputación coruñesa, sostiene el ciclo denominado Cantigas de Outono, que tiene ya dieciocho años de antigüedad, programado tiempo atrás por José Víctor Carou. Escuchamos el segundo y tercer concierto.
El “Cancionero italiano” de Hugo Wolf está basado en textos populares traducidos por Paul Heyse. Los cuarenta y seis lieder fueron interpretados sin guardar el orden original, en busca de la continua alternancia de las dos voces. La de la joven soprano Anna Lucia Richter es clara y argentina, fresca y reluciente. Nos gustaron sus maneras naturales, su arte discreto y su técnica, de esas que no se notan. Sirvió fielmente, sin gestos innecesarios, los sentimientos y aconteceres de cada pieza. Nigl es un barítono lírico bien timbrado, igual, agudos impostados ligeramente trémulos. Canta con intención y gusto. Nos pareció que en ocasiones a la emisión le faltaba algo de redondez. El pianista, Gérard Wyss colaboró con finura a falta de una mayor depuración poética.
Muy diferente fue el concierto del 26 de septiembre. Repertorio totalmente ruso a excepción de tres canciones polacas de Chopin. La mezzosoprano búlgara Graziela Valceva-Fierro, algo gesticulera, posee una segunda octava poderosa y amplia, bien coloreada y provista de armónicos. En la primera, en la que juega habilidosamente con el claroscuro, el sonido, a veces con reflejos nasales, es menos rotundo. “El cuarto de los niños” de Musorgski fue cantado de manera muy expresiva y tenue, acompañada por el buen pianista polaco Maciej Pikulski, docente en Musikene de San Sebastián, que desgranó con conocimiento tres “Preludios” de Rachmaninov. En las canciones de este último, Rimsky-Korsakov y Chaikovski la artista se mostró especialmente apasionada. El recital fue rematado con dos inesperados bises: la Habanera de “Carmen” de Bizet y la ariette de la Embriaguez de “La Périchole” de Offenbach. Esclarecedoras notas en el programa de mano de Beatriz y Alberto Cancela Montes. Arturo Reverter
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