“Carmen” y la violencia de género

Sabíamos que Bizet escribió un par de finales para su “Carmen”, pero sólo afectaban a la partitura musical. Tradicionalmente se ha presentado uno de ellos, pero algunas veces se ha recuperado el “original”, que contiene alguna nota más. Lo que no sabíamos es que existían dos finales en el propio texto literario y que Merimée también lo desconocía.

Vivimos una época convulsa, llena de falsedades que la gente quiere creerse o, al menos, se cree con suma facilidad. Barenboim contestaba muy certeramente a la pregunta ¿Qué piensa usted de los abusos sexuales en la música? con un “Estoy en contra, pero habría que analizar quién acusa y por qué”.

Época en la que todo vale. Ya no se trata de que no haya gitanos en “Carmen” sino nómadas y que la acción no transcurra en el siglo XIX sino en 1980. Carmen canta “Quiero ser libre incluso en la muerte” y decide dejarse matar. Sin embargo hay que ser original y reinventar a Carmen. No muere, Don José le brinda la oportunidad de que le quite la pistola con la que va a matarla y es ella quien mata a Don José. Y hay que buscar una excusa intelectual: luchar contra la violencia de género con un final más acorde con lo éticamente correcto.

Pues bien, que Desdémona estrangule a Otello y se destruyan todo aquello que lleve el nombre de Shakespeare por haber favorecido la popularización del feminicidio y que se corten también todas las escenas en las que Cooper o Bogart aparezcan fumando.

Pero el trasgresor tuvo su merecido y a la “Ragazza con la pistola” que reinventó operísticamente le falló el arma y no sonó el disparo, con lo que Don José tuvo que morir de infarto sin quien trajera a Monica Vitti un arma de recambio. ¡Bravo por la venganza del propio teatro! Gonzalo Alonso