A. Arteta en el Auditorio: al borde de la sobreactuación
AL BORDE DE LA SOBREACTUACIÓN
Canciones de Hahn, Albéniz, Falla, García Abril, Ortega, Granados y Obradors. Ainhoa Arteta, soprano. Rubén Fernández Aguirre, piano. Homenaje al profesor Tomás y Valiente. Música por la Paz. XLII de Grandes Autores e Intérpretes de la Música de la Autónoma.
La soprano tolosarra hubo de modificar a última hora parte del programa anunciado al no poder desplazarse el pianista previsto. Le sustituyó el musical, colaborador, cuidadoso y atento Rubén Fernández Aguirre. La voz de Arteta es ahora la de una lírica plena con un centro de cierta anchura, graves suficientes, con leves toques nasales, y agudos sonoros, bien puestos y atacados, aunque con frecuencia desabridos, faltos de la ideal redondez y aquejados de un acusado “vibrato”, que hacen la emisión no del todo confortable. Canta y expresa de manera muy directa, comunicativa, expansiva y consigue bellos efectos en pianísimo, como los advertidos en tres canciones de Reynaldo Hahn.
La tendencia a no establecer a veces gradaciones entre el piano y el “forte” se acusó en las tres “Baladas italianas” de Albéniz. Por otra parte, Arteta deambula, se pasea, se dirige al público más cercano, en actitud que peca de exhibicionista. Las “Siete canciones populares” de Falla fueron abordadas con “tempi” muy lentos, elongaciones, escasa incisividad acentual, grandes gestos y ademanes ostentosos. Y poco toque popular. No demasiada gracia, untuosidad, morosidad, desnaturalización de esencias.
Quizá lo mejor de la noche fuera la recreación de las tres “Canciones de Valldemosa” de García Abril. Pese a las abundantes toses, pudimos seguir una exquisita exposición, sentida y embargada de la mejor poesía, llena de sutilezas y con un piano muy sensible. Después de otras dos piezas de la misma mano, “Alba” y “Ciego de amor”, Arteta hizo una justa alabanza del compositor, presente en la sala, y a continuación lanzó una alocución sobre la unidad de nuestros pueblos: una vasca cantando a compositores catalanes: Ortega, Granados y Obradors, que cerraban la sesión y durante cuya interpretación anduvo de acá para allá. En todo caso, nos regaló con algunos excelentes momentos. Una no madurada y de imperfecto “legato” versión con partitura de “Morgen” de Strauss y otra de “Cantares” de Turina pusieron fin a la noche. Arturo Reverter
ainhoa, ademas de soprano corta ,agudo mal controlado , siempre ha tenido excesivo vibrato.
Hoy ya es tremolo . Su comportamiento en el escenario no me parece elegante. Da la sensacion de buscar contratos por caminos ajenos a la interpretacion vocal o artistico/vocal.
No se muy bien. No me gusta su derivada