Abbado cierra ciclo enLucerna
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Claudio Abbado y sus “chicos” del Festival de Lucerna -en su mayoría intérpretes surgidos de la Mahler Chamber Orquestra-, han cerrado durante este mes de agosto el descomunal ciclo mahleriano empezado hace ya una década. Desde que se propuso construir un legado artístico sobre las sinfonías del compositor austríaco –difícilmente superable por las jóvenes generaciones según la modesta opinión del que escribe estas líneas-, el maestro italiano ha ido descifrando y resolviendo año tras año todos y cada uno de los enigmas ocultos en los pentagramas, que el genio de origen judío dejó a la humanidad.
Pero los caminos llegan a su fin y la vida continua. Así que con los últimos acordes de la octava sinfonía todavía presentes en los recovecos del impresionante auditorio del KKL, Abbado continuó con el aparente ciclo dedicado a Bruckner. Digo lo de aparente ya que los que conocen su trayectoria sabrán que existe una de sus sinfonías que no forma parte de su repertorio, y difícilmente lo hará algún día.
Con un calor de justicia -más de treinta grados- y un retraso -en Suiza?- de quince minutos, empezó la velada en la bella localidad transalpina, con el tercero de los conciertos para piano y orquesta de Beethoven. Los susurros mágicos e intencionados, acordes en pianissimo atacados con una delicadeza tan sensible como exquisita tanto en el desarrollo como en la coda del primer movimiento, fueron absolutamente antológicos. Casi irrepetibles. Ya en la segunda parte, la catalogada como primera sinfonía de Bruckner, escrita y revisada en 1866, 1877 y 1891, y no reconstruida finalmente por los musicólogos hasta 1998!, puso en evidencia que unos metales en estado de gracia nos ayudan a entender los entroncados caminos del romanticismo tardío.
Para finalizar solamente añadir que esta misma mañana, el director español Pablo Heras-Casado ha realizo un lectura soberbia de la música actual de ultra-vanguardia con el Ensemble Intercontemporain, y que durante la tarde tendremos la ocasión de escuchar a la compositora residente del festival, Sofia Gubaidulina, con su St. John Passion y su St. John Easter para solistas, coro y orquesta. Israel David Martínez
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