Adiós audiencia
Adiós audiencia
El pasado año la crítica española concedió el premio especial del jurado de los Premios Líricos del Teatro Campoamor de Oviedo a Radio Clásica. Se trataba de un reconocimiento a una trayectoria pero, sobre todo, un estímulo y un aviso a navegantes ante lo que creíamos -y no nos equivocábamos- que se avecinaba. Intento inútil, pues no sirvió de nada.
Radio Clásica se va poco a poco hundiendo en la miseria. Fernando Palacios, su nuevo director, ha manifestado que la audiencia que busca es la de jóvenes entre 15 y 25 años más que la actual, mayoritariamente entre 35 y 90. Zubin Mehta, con bastante acierto, declaró recientemente que era muy difícil que la música clásica, tan llena de reflexión, enganchase a nuestros jóvenes, acostumbrados a la superficialidad. Palacios no conseguirá a unos y perderá a los otros. Puede ser eso lo que el Ente persigue y, una vez sin audiencia, poder cerrar la emisora sin escándalo público. ¡Menudo papel para su director!
Ya no cabe ni lo más popular. Hace unos meses se jubilaba a Araceli González Campa y ahora a Fernando Argenta, por cierto propietario del copywrite de “Clásicos populares”. Inolvidable su intervención, con durísimas palabras, el pasado fin de semana. Los jóvenes mileuristas que sustituyen a los veteranos no dan pié con bola y ni siquiera conocen algo tan elemental y necesario como la duración de las obras de los programas que retransmiten en vivo, sin saber cómo despedirse para no pisar a la siguiente retransmisión, tal y como sucedió en Granada. Palacios debería reducir tanta actividad –director de la emisora, asesor educativo del Real, locutor de programas ampliados y hasta, posiblemente, sucesor de Argenta- para “educar” a sus nuevos pupilos.
Quizá se pretenda convertir en simbólico el título de un nuevo programa de fin de semana: “Ahora que no nos oyen”. ¿Imaginan que se anuncie que se va a empezar “en serio”, con una “Novena” de verdad, y no las de Furtwängler o Karajan… y se emita el “Himno a la alegría” de Miguel Ríos por dos veces? ¿O un “Bolero” con suspiros orgásmicos de fondo? Yo ya no les oigo.
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