40 Festival de Ópera de Las Palmas
Al servicio de la diva
“Adriana Lecouvreur” de Cilea. F.Cedolins, G.Gipali, J.T.Martínez, M.Pentcheva, E.Todiscco, J.A.Sanabria, etc. Orquesta Filarmónica de Gran Canaria y Coro del Festival de Ópera. I.Stefanutti, dirección escénica. F.M.Carminati, dirección musical. Teatro Pérez Galdós. Las Palmas, 13 de mayo.
No se puede eludir ni negar el fuerte contraste que supone esta “Adriana Lecouvreur” en Las Palmas con los dos primeros títulos del “Anillo” valencianos o “El viaje a Simorgh” madrileño. Se manifiesta tanto en las músicas como en los conceptos de producciones. La partitura de Cilea nos resulta hoy bastante empalagosa, con un tema que, más que “leitmotiv” se repite hasta el infinito. Su producción responde a los cánones más tradicionales de la ópera. Hoy los tiros van ya por otro lado. Los decorados provienen del teatro Sociale de Cómo, aunque hayan viajado bastante. Son válidos, ayudan al texto, no perjudican a la música, cambian con acierto el tiempo de la acción, medianamente atractivos en su concepto de “art decó”, pero el conjunto aporta poco a la ópera de hoy.
El mayor atractivo de estas funciones lo supone la presencia de Fiorenza Cedolins, quien probablemente sea la soprano más idónea del presente para buena parte del repertorio italiano. Desde luego se mueve como pez en el agua en el verista, habiendo asimilado bien las escuelas de Oliviero o Zeani. Se mueve en escena con soltura y canta con indudable clase, aunque estuviese un tanto nerviosa y hasta calante en su entrada con la “L’umille ancella”. Fue de menos a más, logrando un impactante diálogo de “Fedra” y emocionando en el “Poveri fiori” y el dúo de muerte final. Si bien la voz, de buen caudal y amplios registros, no posee un color especialmente personal, la maneja con musicalidad y sabe afilar y matizar. Fue aplaudida y vitoreada, la gran triunfadora. El resto que rodeó a la diva no llegó a su altura. Correcta Mariana Pentcheva como la princesa de Bouillon, aunque algo escasa en las alturas y forzando un poco. Muy musical y con gusto Giuseppe Gipali como Mauricio, pero la voz resulta demasiado escasa, más adecuada para “Traviata” o “Elixir”. Cumplió, también forzando, el Michonnet de Juan Toás Martínez y dirigió con solvencia, conocedor de la obra, Fabricio Maria Carminati a la estupenda Orquesta Filarmónica de Gran Canaria.
La ocasión marcaba el regreso de los Amigos Canarios al Pérez Galdós. Habrá sin duda que inyectar frescura en la nueva etapa y las administraciones locales apoyar el esfuerzo adicional al que están obligatoriamente llamados. Gonzalo Alonso