Agosto, adiós
Se fue agosto con sabor agridulce. Entre medallas, aunque menos de las esperadas pero con la Sinfónica de Sevilla y Pedro Halffter haciendo de las suyas en Pekín, se nos fueron para siempre al menos tres personas queridas. Nicola Rescigno fue un muy aceptable director, que se emparejó bastantes veces con Callas. Host Stein dirigió con grandeza a Strauss y Wagner, quedando como un hito sus 138 presencias en Bayreuth. Rafael Nebot inició y logró hacer del Festival de Canarias una referencia en muchos sentidos. Otros se fueron sólo en parte. Así Wolfgang Wagner, que se jubiló tras décadas al timón del citado festival. Brendel inició su gira de despedida, dejando el Olimpo pianístico con menos dioses. A Fernando Argenta le jubiló el Ente y se llevó en la maleta sus “Clásicos populares”. Con treinta y seis mil euros de caché en la suya, Chuck Berry se fugó de Madrid sin cantar. Sin cobrar, pero también sin cantar, se escapó Flórez de “Rigoletto”, dejando a Antonio Moral y al público madrileño en la estacada.
Bayreuth con las esvásticas y Salzburgo con los “chutes” volvieron a demostrar que lo de menos es la música, aunque cuatro directores se pusieran las botas este verano. Thielemann en Bayreuth, dirigiendo cada vez mejor la “Tetralogía”, aunque por Radio Clásica tuviéramos que escuchar la de otros a causa de los fallos sonoros de origen. Muti en Salzburgo, a pesar de un “Otello” sin cantantes ni escenografía. Abbado en Lucerna, la referencia hoy día. Barenboim en Granada y Madrid, haciendo caja una vez más y sin que Gallardón le tomase la palabra cuando declaró que estaría dispuesto a pagar él la orquesta. Trescientos cincuenta mil euros son demasiados para él y para un alcalde acongojado por la suntuosidad faraónica de Pekín.
En España dicen que “la música va bien”, pero no llega ni un joven español a las semifinales del concurso de piano de Santander y nuestras viejas glorias entristecen, que lo pregunten en Segovia. El PP interpelará a Molina en el parlamento sobre los desaguisados del Auditorio Nacional, auténtica tierra quemada. Fernando Palacios se ofreció para todo. En Canarias, Madrid, Barcelona y Valencia se pergeñaron cambios a la chita callando. Ya conocemos alguno, pero irá llegando el resto. Les contaré poquito a poquito.