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Por Publicado el: 21/07/2022Categorías: Colaboraciones

Aida: La cara negra de la cultura de la cancelación

El blackface (artistas blancos que se maquillan de negro para incorporar un papel) vuelve a la actualidad tras el incidente con el título verdiano en el Festival de la Arena de Verona. La soprano afroamericana Angel Blue abandona en señal de protesta su debut en La traviata al sentirse humillada por esta práctica y considerarla denigrante y racista, lo que ha desatado una oleada de opiniones a favor y en contra de su actitud. Aida seguirá representándose con maquillaje negro, tal y como concibió el montaje Zeffirelli. Racismo, violencia de género, homosexualidad, muertes violentas, suicidio… son los argumentos de las grandes tragedias operísticas. ¿Puede herir una pintura negra en la piel la sensibilidad del espectador que asiste a una representación lírica?

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El elenco de Aida en Verona, con Netrebko y Ambrogio Maestri maquillados

La Fundación Arena de Verona espera. Mientras, las horas pasan y el día 22 de julio se acerca. Es la fecha en que la soprano Angel Blue tenía que debutar como Violeta en “La traviata. Y escribimos el verbo en pretérito imperfecto porque la cantante ha decidido retirarse y mostrar así su radical desacuerdo con un montaje firmado por Franco Zeffirelli y estrenado en 2002 en el que Aída ha de aparecer en el escenario con el rostro tintado de negro. Blue se muestra radicalmente en contra de una práctica que considera “humillante, racista y denigrante”, de ahí que haya tomado la decisión de no debutar en el coliseo.

El festival, decíamos, espera poder hablar con la artista y tratar de conseguir un entendimiento. “Que ella venga y podamos dialogar”, señalan. A día de hoy, ese encuentro parece lejos de producirse. No hay noticias de Angel Blue ni de su representante, que ha cancelado sus cuentas en redes sociales (Facebook e Instagram, donde toda esta polémica comenzó y donde la soprano manifestó su intención de retirarse del cartel de la ópera de Verdi). Recordemos que la práctica del blackface nace en Estados Unidos en el siglo XIX con el objetivo de ridiculizar a los negros: los blancos teñían su rostro burdamente de oscuro únicamente para burlarse y humillar a las personas de color. En el teatro, en la ópera, por tanto, el “animus iocandi” o la intención de escarnio no existen al utilizar esta técnica.

Angel-Blue

Angel Blue

Tender puentes

“Creemos en el diálogo, en el esfuerzo por comprender el punto de vista de los demás, en el respeto de las obligaciones artísticas asumidas conscientemente. Angel, nosotros y el público de la Arena di Verona esperamos conocerte: será la oportunidad para dialogar de manera constructiva y concreta, comenzando con tus reflexiones. El mundo digital no genera la misma empatía que solo el contacto directo puede hacerlo: como en el Teatro. La contraposición, los juicios, las etiquetas, la falta de diálogo no hacen sino alimentar la cultura de los contrastes, que rechazamos totalmente, y también hacemos un llamamiento a todos a trabajar juntos para evitar divisiones”, expresan desde la Fundación en un extenso comunicado en el que remarcan que Angel Blue conocía de qué montaje se trataba cuando firmó su presencia en la 99ª edición. A día de hoy, en la web de la cantante, angeljoyblue.com, al igual que en la del Festival de Verona, figuran las dos representaciones de Traviata que tenía que cantar los días 22 y 30 de julio.

El maestro Franco Zeffirelli, fallecido en junio de 2019, deseaba que la princesa etíope apareciera en escena con el rostro pintado, así como lo quería Verdi, de no ser una cantante negra quien interpretara el papel. Y Anna Netrebko, una de las sopranos que le da voz, lo ha hecho y se ha mostrado orgullosa de su maquillaje en redes sociales.

Giancarlo del Monaco, regista de producciones líricas de referencia internacional, con unas cuantas Aida y Otello a la espalda, no comparte la decisión de la soprano afroamericana: “Me dan ganas de reflexionar cuando escucho ciertas acusaciones de racismo sobre quienes utilizan el maquillaje para oscurecer el rostro de cantantes blancos. Tendríamos, así, que desterrar la mayoría del repertorio operístico. Habría que no representar Rigoletto, prototipo del padre psicopático y deforme, sacar de escena a los personajes viejos porque se podrían ofender la imagen y la moral de las personas de edad. Fuera Ulrica y Azucena, una gitana y una mujer negra, ambas un par de brujas, lo mismo que Fausto, que odia la vejez, y las escenas de suicidios, que pueden incitar al espectador a quitarse la vida… Saquemos a Falstaff de escena, no vayamos a ofender a las personas con peso, o las óperas donde se escucha música sagrada, pues podríamos atentar contra la moral del pueblo árabe. Dejemos a un lado a compositores como Mozart o Beethoven, por su sesgo masón, o a Wagner y Mascagni, por sus connotaciones de derecha. Dejemos de representar I Lombardi, de Verdi, no se vayan a ofender tanto la izquierda como los pacifistas. ¿Qué hacemos, entonces, con los asiáticos en Turandot? Lo mismo sucedería con Butterfly, donde Pinkerton, oficial norteamericano, compra a una niña de 15 años por cien yuenes como dice el texto, pero esto no son capaces de verlo los norteamericanos, que han generado una sociedad bastante violenta. Ahí, en sus estados, es donde verdaderamente está latente el racismo, ahí y no en Europa. Que quiten las armas de las manos de los niños y adolescentes que matan sin sentido y arreglen el gravísimo problema de violencia imperante que padecen. Yo no soy racista y aborrezco a quienes lo son”, reflexiona.

Hipocresía, sí

Para el director de escena “todas las óperas, sus libretos, encierran un trasfondo moral, o positivo o negativo para mover a reflexionar al público. Nunca ni Verdi ni Puccini ni muchos otros compositores buscaron ofender, sino mover a la reflexión a través de la música y del texto”. Pregunta: ¿Utilizará el blackface para un montaje de Aida o de Otello? “Lo he hecho muchas veces ya sobre un escenario y lo volvería a hacer con la cara pintada, aunque respeto absolutamente a quienes no lo hagan. Otello es más que un drama basado en los celos, es un drama racista: “Ella no me quiere más porque soy viejo, no me quiere más porque soy negro…”, dice el protagonista. Otello es negro, Iago lo dice: “Odio a este negro…” , y añade. ¿Qué pasa si borramos el negro totalmente?: “Lo que está sucediendo solamente tiene un nombre: es la cultura de la cancelación que arroja estatuas como la de Cristóbal Colón. El resto es hipocresía”, termina.

Todo este terremoto en Verona se desencadenó a raíz de la pregunta de un seguidor sobre la idoneidad del “blackface” en pleno siglo XXI a Anna Netrebko: NO voy a ser una AIDA blanca” y “Black Face y Black Body para príncipes etíopes, para ¡la mejor ópera de Verdi! ¡SÍ!” Poco tardó en sumarse su esposo, el tenor Yusif Eyvazov, también presente en el elenco y que ha mantenido una encendida polémica en redes por este tema por lo desacertado de sus comentarios: «Un mundo que practica un doble rasero. Tú, Angel, cancelas la función por este motivo, mientras nadie habla de cuando una mezzo se coloca una barba y canta Don José», mientras que en otros de sus comentarios pregunta a la soprano por qué no decidió marcharse después de la primera representación, el 18 de junio: “Me parece repugnante”, escribe. Hay quien ha querido ver un enfrentamiento entre ambas y una rivalidad latente. Todo cabe. Duras palabras las de Eyvazov que han tenido una respuesta inmediata en el director general del Metropolitan (que desterró la práctica del blackface en 2015), Peter Gelb, para quien “una persona que se expresa en esos términos no tiene cabida en un teatro como el nuestro”. Queda claro que la pareja, por el momento, no va a pisar el escenario lírico.

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Anna Netrebko como Aida en el Festival de Verona

Opiniones divididas

Pronto se sumaron otras voces en apoyo a Blue. Michael Sumuel, un barítono bajo que escribió vía Twitter: “Es muy simple: Blackface es repugnante. No me importa lo famoso que seas o si eres la misma compañía de ópera. Puedes largarte con tu “expresión artística”. La mezzosoprano Jamie Barton mostraba una opinión similar: “Ha sido un día largo y estoy muy cansada, pero no lo suficiente como para decir que BLACKFACE ESTÁ, Y SIEMPRE HA ESTADO ASQUEROSAMENTE EQUIVOCADO”. Anna Netrebko y el Festival de Verona lo podrían hacer mejor. En serio, no es tan difícil”. La soprano noruega Lise Davidsen también ha apoyado con ahínco en redes las palabras de Blue y su decisión de no cantar.

En la línea opuesta, la veterana mezzo Grace Bumbry, que ha tenido tiempo a sus 85 años (en plena actividad) para dejar una sabia reflexión en el aire a la joven soprano de 38: “Mi querida Angel, durante mis cincuenta años de carrera he utilizado una cara blanca, cuando era necesario, o la mía, negra, aunque siempre he preferido salir al escenario sin maquillaje para no cambiar el color de mi piel”. Le trae a la memoria el caso de Lawrence Olivier, el Otello por excelencia que siempre tiñó su rostro de negro, apela al bagaje de la cantante, a sus estudios y su conocimiento de la ópera, las tradiciones y la cultura para, finalmente, disculparse por “haber sido severa” con la cantante, una de las jóvenes voces a las que más admira “pero es mi obligación como artista negra pionera en el mundo de la ópera corregir una postura cuando está fuera de lugar. Espero que puedas reconsiderar tu punto de vista y debutar en Verona, pues te escuché cantar este papel hace tres años y tienes una voz maravillosa”.

Una Traviata de 2002

Desde Verona insisten, a contrarreloj, en no avivar más la polémica y llaman al diálogo con la cantante, que ha agitado el mundo lírico con su decisión. Trabajar juntos y no generar controversia, aunque en un tema como este es complicado. Preguntados por “Il Corriere de la sera” responden que “mientras representemos una Aida histórica en la Arena, sería muy complicado cambiar algo”, en alusión al montaje de regista y cineasta italiano que sí pedía los rostros de los cantantes teñidos de negro. Lo mismo que otros no consideran esta opción para nada. Nos preguntamos cuál será la opinión, por ejemplo, de Leontyne Price, otra gran leyenda negra de la ópera, que se despidió en 1985 con una Aida que fue seguida por millones de espectadores. Dentro de este terremoto que no cesa, la soprano Julia Bullock aviva la llama y llama a boicotear al centenario festival: “Boicot a esta casa tanto por parte de los artistas como del público hasta que se convierta en un lugar seguro para que los artistas ofrezcan y compartan tantos sus experiencias como su trabajo”.

El Real, sin blackface

En octubre, el Teatro Real abrirá a lo grande la temporada 2022-2023, tras el estreno de Orphèe de Philip Glass en los Teatros del Canal en septiembre, con la Aida de Hugo de Ana, inmerso actualmente en los ensayos de “Le Comte Ory” en el Festival de Pésaro con Juan Diego Flórez como reclamo. Según se lee en la web del coliseo “en una reposición actualizada para demostrar una vez más –valga la redundancia– su perenne actualidad”. En el reparto del título verdiano, curiosamente, estarán dos de los nombres que han protagonizado esta controversia en la Arena: Anna Netrebko y Yusif Eyvazov. ¿Polémica a la vista? No, pues, el montaje del director de escena argentino no contempla el oscurecimiento de los rostros de los cantantes. No habrá “blackface” con que cruzar palabras ofensivas en las redes, ya que la soprano nacida en Rusia no tendrá que oscurecer la piel de su cara, escote y brazos. Ni ella ni el resto de Aidas y Amonasros de los diferentes repartos. Otra curiosidad: la locuaz Jamie Barton estará en Madrid junto con Netrebko, aunque no compartan escenario. ¿Le dirá de viva voz la mezzo americana (que interpretará a Amneris) a la soprano lo que piensa sobre su uso de blackface en Verona? Gema Pajares

Un comentario

  1. manuelcabrera0844@gmail.com 21/08/2022 a las 14:37 - Responder

    La idiotez y el hembrismo contumaz hace ya tiempo que también se han asentado en el palco escénico de la ópera. Dentro de poco saldrán los ofidios cargados de veneno odiante a protestar por el machismo de alguno libretos. ¡Al tiempo!

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